Capítulo 11; Casualmente mi perdición

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Le di una ojeada al reloj, brincando de un salto al ver que eran un poco más de las ocho y media. Se me había ido el tiempo y solo tenía media hora para la fiesta.

Me levanté de la cama, dejando mi celular sobre ella y me dirigí al closet, pensando en que me pondría.

Decidí por unos jeans ajustados a la cintura, una blusa roja tipo corsé debajo y un cinturón negro.

Una vez que me encontraba vestida, coloqué dos collares dorados alrededor de mi cuello y me di una maquillada rápida, para luego descender las escaleras y darme cuenta de que Dawson apenas estaba llegando de su encargo con una amiga.

–¿Cómo te fue? ¿Cansado? –lo fastidié mientras aplicaba labial rojo sobre mis labios.

–No voy a responder eso.

Me reí mientras él se quitaba la playera por detrás, dejándome ver su espalda flexionarse en el espejo.

–¿Qué haces? - cuestioné aturdida.

–Me cambio la camisa.

–Eso veo, pero ¿por qué aquí?

–¿Te distraigo? - intentó ser coqueto.

–No, solo te decía que tienes chupete en el cuello –señalé la clavícula, mostrándole el área –. Justo ahí.

Su expresión se tornó en un espantó, provocando que yo riera y él se apurara, colocándose una camisa que estaba colgada en el perchero.

Me bajé del Mustang con el presentimiento de que algo iba a salir mal esa noche, pero decidí ignorarlo y dejarme llevar. En cuanto cruzamos la puerta, me separé de los chicos para ir con Jade y Quinn, haciéndome paso por la sala mientras las buscaba con la mirada.

A un lado del ventanal que daba al jardín desde la sala, logré ver a la rubia y a su novio besándose en la esquina. Por lo que me dispuse a buscar a Jade, quien bajaba las escaleras detrás de Di Maggio.

Era bastante evidente que se habían enrollado, la ropa de los dos estaba arrugada y fuera de lugar, al igual que sus peinados, que eran un desastre, como si un tornado pasado por ellos.

Negué la cabeza divertida y aunque me sentí algo rara, me dirigí a saludar a mi amiga una vez que el rubio desapareció de su vista.

–¿Cómo estuvo tu revolcón?

–¿Muy obvio? –contestó con una mueca.

–Parece que un pájaro tomó tu cabeza como nido –comenté causando que ambas riéramos –. Vamos al baño a ponerte decente, no quiero que ningún ave te confunda con su casa.

Al regresar del baño nos reunimos con Quinn, quien milagrosamente ya no estaba con Asher y salimos al jardín a platicar después de ir por algo de tomar.

Nos encontrábamos las tres a la mitad del patio cuando Dawson llegó, pasando un brazo encima de mis hombros.

–¿Te estás divirtiendo pecas? –preguntó con una sonrisa.

–Si ¿Y ustedes? –señalé a sus dos amigos, que estaban a unos metros de distancia, platicando animadamente con unas chicas.

–También... aunque no me has hecho caso en toda la noche –se quejó haciendo un puchero.

Con el rabillo del ojo logré ver las nada sutiles miradas de la pelinegra, quién suprimía una risa al igual que la rubia.

–Tú desapareciste todo el día con tu amiguita esa –dije sin pensar, lo que pareció llamarle la atención.

Colisión InevitableWhere stories live. Discover now