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─Hola señor Loughty─Sophia sonrió acomodando su mochila en su hombro─¿Luna está lista? Quería ver si podíamos irnos juntas a la escuela.
─está en el baño, me costó hacer que se levantara─Soltó una pequeña risa mirando hacia el interior de la casa.
─Hola Sophia─Luna pasó por al lado de su padre tímidamente quedando al lado de la chica─Nos vemos papá, adiós.
─Oye, si te sientes mal me llamas y voy ¿Está bien?─Luna asintió despidiéndose con un beso en la mejilla para alejarse.
─¿Como te sientes hoy?
─No quiero ir...¿Que...se supone que le diré después de eso?
─Intenta concentrarte en clase, y si se acerca a ti dile que no quieres hablar, o si quieres hablar con el se sientan relajados y hablan. No como el sábado que Jaeden casi explotaba.
─Claro...─Susurró rompiendo sus uñas nerviosa.
Desde el sábado por la noche Luna no se encontraba bien, cada minuto pensaba en como estaba el chico en cada momento o como no se pondría nerviosa el lunes, pero le era imposible concentrarse en otro tema por los recuerdos de ese día, agregando que le era mucho mas difícil olvidar el tema por los mensajes de Jaeden rogándole para que le contestara al menos una vez o se pusieran de acuerdo para hablar, no le era fácil.
─Quiero volver a casa─Tomó la mano de Sophia con fuerza a algunos metros de la escuela observando a Jaeden en la entrada, o alguien que se parecía a el.
─Estoy contigo, relajate─
Cada paso que daba le daban ganas de salir corriendo hasta su casa para esconderse de la situación, o mejor dicho de Jaeden. Su estomago dolía por los nervios y el desayuno de la mañana comenzaba a revolverse provocando dolores en Luna. Todo el día anterior se había dedicado a mirarse al espejo creando miles de situaciones para saber como actuar el lunes pero al ver al chico acercándose a ella todo se borró de su mente dejando solamente los recuerdos junto a el.
─¡Luna!─Suspiró nervioso frente a ella estirando unas flores por su mano cual tiritaba─Son para ti.
─Quiere ir a clase─Sophia la abrazó por los hombros con una sonrisa falsa intentando esquivar a Jaeden.
─Luna, son para ti...te las regalo─La chica alzó la mirada levemente hasta el pequeño ramo de flores, tímidamente estiró su mano y las tomó─Te extrañé mucho, tenía tantas ganas de verte.
─Permiso...─Susurró avanzando, pero el se paró frente a ella.
─¿Podemos hablar? Necesito...que conversemos...
─y-yo...─Cerró los ojos con fuerza al sentir como Jaeden posicionaba sus manos en sus mejillas para hacerla mirarlo.
Tampoco Jaeden estaba bien del todo. Durante dos noches con un día entero y una mañana no se había separado ningún momento de su celular por escribirle a Luna. Probablemente le costaría escribir en clase por el dolor en sus dedos, y era obvio, escribir mas de 300 mensajes no saldría fácil. Su cabello algo despeinado provocando que algunos mechones estuvieran en su frente y un Sweater mal acomodado encima de el.
