Capítulo 72

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Sus ojos seguían cada movimiento de la mujer en busca de algo extraño, que hiciera cualquier movimiento en falso. Aron no confiaba ni un poco en la joven señora que había salido de la nada esa madrugada. Sus oídos seguían reproduciendo un irritante pitido cada cierto tiempo por los disparos que presenciaron hace no mucho rato.

La mujer los había dejado pasar a la casa, la cual ya tenía la puerta abierta desde antes que llegaran. El lugar era una casa normal, de familia, unas tres habitaciones, un baño, comedor, cocina y sala. Todos se encontraban esparcidos entre la sala, el comedor y la cocina. Poco habían hablado, parecía que todos estaban en sus propios mundos.

Aron vio a la mujer moverse hacia el pasillo que daba a las habitaciones y sin pensarlo mucho se levantó para seguirla.

Entro a una habitación siguiendo a la mujer y vio como esta abría la ventana, saco dos cigarrillos de uno de los bolsillos de su jean, uno se lo llevo a la boca y el otro lo tendió hacia él. Aron se acercó y lo tomo con duda, la mujer rio y saco de otro bolsillo el encendedor, prendió el suyo y le tendió el fuego, el menor tan solo lo acepto.

—Hace casi tres meses, o quizá un poco menos me traje aquí cuatro chicas. —Comenzó a hablar sin que él se lo pidiera. —Este era el cuarto de una de ellas, el cuarto real, pues la casa les pertenece a sus padres adoptivos. Las otras tres se quedaron en el cuarto de al lado, sabes...—Exhalo el humo por la ventana antes de seguir hablando. —Creí que sería más difícil sacar a estas tres chicas del orfanato, nunca creí que, con un poco de dinero, una amenaza y tan solo dos horas estas chicas ya estuvieran bajo mi cuidado. Creí que tardaría más, que tendría que hacer mucho más, que tendría que lidiar con cuidadores sociales, abogados, algo. Creí que vendían personas cada tanto a ver si estaban seguras, pero sin embargo no hubo nada.

Con un ruido de madera los 7 chicos restantes habían aparecido en la habitación, ninguno hablo, tan solo la miraron expectantes a que siguiera.

—Me puse bastante feliz de sacarme un peso tan grande de encima, me pareció extraño, realmente extraño. —Rio negando con la cabeza, saco los brazos hacia afuera de la ventana dejándolos colgar. —Mi trabajo no era ser niñera así que tan solo lo pase por alto. Paso algo de tiempo, fracasamos más de una vez en el trabajo que debíamos hacer mi compañero y yo, incluso decidimos renunciar a la mujer que nos contrató, renunciamos al dinero.

— ¿Por qué? —Preguntó Dante.

—Nos encariñamos no solo con las tres chicas que yo cuidaba, también con la otra que también cuidábamos y aún peor... nos encariñamos con la chica que se suponía debíamos hacer desaparecer.

Un silencio incomodo se formó en el lugar, todos entendieron lo que eso significaba, cada uno comenzó a cerrar en su cabeza a que chicas se refería, cada uno tomándolo de maneras distintas. Mientras Jennifer se había escondido completamente detrás de Enrique y Omar con miedo, estos estaban inmóviles mirando a la mujer en la ventana con rostros sorprendidos. Cristal se había acercado a la puerta, una necesidad inminente de huir de allí la invadió, no obstante, no se había movido más del marco de la puerta. Dante se levantó de su lugar y tomo a Aron del brazo, como si quisiera sacarlo de allí, realmente tenía la necesidad de irse, pero tampoco había logrado moverse más que eso. Timothy no había sacado la mirada del piso, así que fue Sebastián el que rompió por completo el silencio al hacer esa pregunta que nadie quería ser responsable de hacer.

—Entonces... ¿Tuviste algo que ver con el disparo a Carol? —Karla negó con la cabeza sin verlo. — ¿Sabes dónde se encuentra? —Volvió a negar. —Pero, ¿Si sabes algo de Scarlett y Lucia verdad?

Karla se giró con una sonrisa triste en el rostro, sus ojos estaban rojos y llenos de lágrimas, asintió con la cabeza.

—Ambas se encontraron aquí como a las diez de la noche, Lucia se queda en una casa que es mía, no está muy lejos, pero ella nunca viene para acá. Ella es la única de las tres además de Laura que sabía que estoy a cargo de Scarlett, Amber y Autumn, así que yo creí que venía a hablar conmigo. Le dije que viniera solo si era una emergencia muy grande, entonces cuando la vi entre en pánico, creí que algo le había ocurrido, como dije antes, me encariñe con las cuatro. —Una lágrima cayó por su mejilla. —Sin embargo, no venía por mí, venia por Scarlett, se suponía que se irían juntas a algún lado, les pregunte a ambas y no querían decirme a donde. Ambas intentado persuadirme para que las dejara ir y entonces... —Sollozo y se tapó la boca con ambas manos. —Una camioneta blanca paro afuera de la casa, no le di importancia, pero bajaron dos hombres de traje y se hicieron sentir. No me dio un buen presentimiento, por lo tanto, les dije a todas que se agacharan y esperáramos a que se fueran. Pero no lo hicieron.

Mis hermanastros sobreprotectoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora