Capítulo 50

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Cuando el mensaje llegó a las 11 y media de la noche Logan lo dudo muchísimo. Si debía o no debía ir. Había sentido mucho miedo por las consecuencias que podría tener, pero cuando el mensaje de Andy llegó sólo sintió ganas de tirarse por la ventana sin nada que pudiera amortiguar la caída.

"¿cómo esta Carol? No responde los mensajes ¿Todo está bien?"

No contesto el mensaje y prefirió levantarse de la cama por primera vez desde que habían llegado del instituto. Se vistió lo mejor que pudo e incluso tuvo que cambiarse dos veces para que le gustará el resultado.

Dejo su cuarto como estaba, estaba seguro de que volvería antes que sus hermanos y podría fingir que sólo estuvo durmiendo toda el día. Lucho contra el impulso de abrir la puerta y decirle a Carol que se iría, que cerrará las puertas, que se cuidará. Pero al final tan solo tiro e acolchado por la ventana y se lanzó.

Pero el karma no lo dejaría pasar. Así que aunque si cayó sobre el acolchado de plumas, también cayó todo el peso de su cuerpo sobre sus brazos, quedando estos atrapados entre su cuerpo y el acolchado, que a su vez había caída sobre varias piedras del jardín de Fernando. Se levantó con cuidado y utilizando toda la fuerza de sus piernas comenzó a correr lejos de ahí. Si se quedaba a pensarlo más tiempo definitivamente llamaría a Carol para que le abriera la puerta de nuevo.

Se escabulló en el monte frente a las casas como si nada, no le temía a la oscuridad ni tampoco a las historias de terror que Derek le había contado sobre asesinos y monstruos que vivían allí. Esas historias sólo las creía Sofía y por eso odiaba salir de noche sola o incluso acompañada.

Las ramas hacían ruido al pisarlas, casi se tropieza como 5 o 10 veces en todo el camino. En un momento tuvo que parar para descansar, tomó su celular y se fijó que ya eran más de las 12 y lo habían citado a esa hora en punto. Apresuró sus pasos y se maldijo por haber dudado tanto en salir y que por ello iba a llegar tarde. Tampoco era como que le importara tanto llegar tarde, pero el miedo de que fuera una broma de mal gusto o alguna cosa que pudiera lastimarlo, seguía totalmente presente en su mente.

Él lugar al que debía ir estaba algo lejos y por eso había decidido tomar el atajo a través del monte, decisión que estaba odiando desde que los primeros abrojos se le pegaron a las medias y al pantalón pinchando sus piernas cada vez que se movía. No, definitivamente no había sido buena idea ir por ahí.

Tomó su celular y llamo al chico que lo cito a la media noche para decirle que no iría, prefería volver a su casa a aparecer así. Uno, dos, tres tonos y hasta cinco, pero nadie contestó del otro lado. Volvió a intentarlo pero volvió a suceder lo mismo.

Ya a la tercera vez que lo intento dejo de intentarlo. Ahora se encontraba entre la decisión de seguir su camino o regresar a su casa, ver si Carol estaba bien y dormir. Pero sus pies tomaron la decisión por él y tardó sólo 15 minutos en llegar al lugar acordado.

(...)

Cuando llegó allí se quitó las zapatillas y las medias para entrar al lugar, la arena estaba helada, algo normal teniendo en cuenta que hace varios días el clima estaba siendo más frío que de costumbre. Se le hacía extraño estar allí.

 Se le hacía extraño estar allí

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Mis hermanastros sobreprotectoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora