Capítulo 55

1.2K 85 8
                                    

Cada mañana luego de que se supiera que Carol tenía la posibilidad de despertar, cada uno de los estudiantes dejaba un libro en aquel corredor que tenía escrito en el techo "Para la chica de la sonrisa brillante". Era una especie de regalo para ella, eso decían sus hermanos. Otros, los estudiantes más ratitos, decían que era como una ofrenda a Dios para que despertara. Fuera como fuera era todo por y para Carol.

Los chicos de arte habían escrito aquello en el techo alto junto con diversos dibujos de caritas sonrientes, conejitos, mariposas y demás animalitos, procurando también pintar todo aquel pasillo, Sebastián había dicho que a Carol el color blanco no le gustaba, por lo que se esmeraron en no dejar nada de ese color.

Los estudiantes de arquitectura habían hecho diversas estructuras para hospedar allí los libros que los chicos dejaban. No eran sólo estanterías normales, también habían creado distintas formas, una de las plataformas tenía la forma de un perro, llevaba libros en sus patas y libros acostados en su panza y lomo. Libros de caricaturas, o sobre animales estaban dispuestos allí.

Los estudiantes de medicina habían ayudado a crear una de las estanterías, esta tenía forma de corazón, pero no de un corazón como el que cualquiera dibuja, sino un corazón real. Llevaba dentro distintos libros de criminología médica, e incluso libros de estudio de medicina. El profesor de biología había dejado uno de sus ejemplares allí también, los estudiantes rieron por ello pero lo dejaron ponerlo, el profesor alego que a Carol seguramente le gustaría leerlo y que apreciaría su forma de escribir más que cualquiera de ellos.

Estanterías colgantes, con forma de árbol, "invisibles", con forma de mapa. Todo tipo de formas que se les ocurrían y podían hacer, ellos las hicieron.

Libros de matemática, de física, química, de todo tipo de materias los profesores se habían encargado de dejar allí también, con la pequeña esperanza de que algún estudiante lo tomará y estudiará, o de que al menos Carol les diera una reseña sobre ellos, le tenían mucha fe a la chica.

Libros nuevos, libros usados, poemas escritos por ellos mismos, pequeñas cartas pegadas a las estanterías. Todo allí estaba sumamente simétrico y ordenado de tal forma que nada quedará feo a la vista.

Los estudiantes y profesores estaban orgullosos de lo que habían hecho. Esperaban que a Carol le gustará también, algunos ya la podían imaginar sentada en el suelo del pasillo riendo mientras leía un libro de comedia o con dibujitos varios. Otros se la imaginaban sería, como cuando en clase de física el profesor hacia una pregunta difícil, concentrada a tal punto de olvidarse de su alrededor y solo pensar en cuál será la respuesta a la duda. Mientras que la minoría se la imaginaba llorando por la muerte de alguno de los personajes del libro.

Pero más allá de cualquier cosa que pudieran imaginar, solo se movían con la esperanza de que la chica regresara. La gran mayoría quería conocerla, pues por más que hicieran todo aquello por ella, gran parte de los estudiantes sólo había compartido una sonrisa con ella. Estaban esperando impacientes el día que pudieran hablar con Carol y entender porque sus hermanos hablaban tan bien de ella, como había logrado que Aron, Sebastián y Dante cambiaran tanto. O tan solo sonreír con ella una vez más.

Los hermanastros se habían mantenidos firmes en su decisión de lo dejar que nadie se le acercará, así que nadie, ni siquiera la directora, habían podido ir a verla. Al principio había sido una lucha, todos contra los Smith, incluso llegó a haber una pelea a puños entre un chico de último año y Andy, todo por la más mínima información sobre su estado. No había conseguido nada, más allá de un ojo negro claro. La directora no se había metido demasiado en esto, había hablado con Fernando pero se dio cuenta rápido que era caso perdido, parecería que a él lo que hicieran o sintieran sus hijos no era de mayor importancia. Ella apenas y podía hablarles y entender el estrés por el que pasaban, por lo que no pudo imponer un castigo a Andy por la pelea.

Mis hermanastros sobreprotectoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora