Capítulo 52

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La mañana del sábado se hizo presente y con ella la tormenta eléctrica que cada 8 segundos hacia iluminar el cielo.

Carol miraba las gotas resbalar por la ventana de su habitación, sus ojos fijos en dos gotas a elección mientras en su mente una carrera se hacía presente, sonreía cuando la gota por la que apostó le ganaba a la otra y tocaba el vidrio cada vez que la otra gota iba a ganar para impedirlo, aunque luego se sentía un poco mal por hacer trampa, y luego reía sola por pensar en cosas tan extrañas.

Sus hermanos habían salido hace aproximadamente 10 minutos. Según ellos irán a buscar algo para almorzar y en seguida regresarían. Pero como ninguno pudo decidirse en cuál iba y cual no, terminaron yendo los 3 dejando a Carol sola. Aunque a su parecer no se habían percatado al 100% de este dato.

Cuando ya habían pasado 20 minutos Carol decidió que ya era hora de ir abajo para desayunar, pero el ruido de la sirena de una patrulla le dio curiosidad. Cada vez se escuchaba más cerca así que se quedó al lado de la ventana para ver que sucedía, abrió la ventana solo un poco para que las gotas que empapaban los vidrios no le impidieran ver afuera, una ráfaga de frío entró poniéndole la piel de gallina al tiempo que el ruido se hacía más fuerte. Hasta que paso.

La patrulla paso por frente de la casa y aunque fueron menos de 20 segundos los que le tomó desaparecer Carol pudo ver a la persona que iba del lado del copiloto, tanto así que incluso hicieron contacto visual y se percató de que este no dejo de mirarla hasta desaparecer, sus ojos grandes como platos, mientras Carol mantenía muchas preguntas en su cabeza. ¿Podría ser? ¿O se estaba volviendo loca?

Pero más allá de eso, una idea algo perturbadora paso por su cabeza en segundos ¿sus hermano estaban bien verdad? Claro que ya podría ser mala suerte que justamente esa patrulla se dirigiera a donde ellos, pero ¿y si era así? ¿Y si algo les pasó?

Sacudió la cabeza quitando las tontas ideas y se concentró en seguir esperando a sus hermanos allí intentando concentrarse en la idea de que en cualquier momento llegarían.

Cerró la ventana para que el calor no siguiera saliendo de la habitación y el frío no tuviera lugar, sin embargo tuvo que ir a por un abrigo pues si Andy o cualquiera de los otros la veía frente a la ventana casi en invierno con solo una remera de manga corta, le regañarían, y a ella no le gusta eso. Aunque había pasado muy pocas veces si había sido regañada por ellos en este mes que llevaba viviendo allí.

Hoy 29 de marzo se cumplía un mes desde su llegada a la casa Smith. Sin embargo no era un dato como para celebrar, suponía, pues tampoco iba a andar recordándoselos a todos. No tenía porque. Con tan sólo saberlo ella ya la hacía feliz.

No recordaba la última vez que vivió tanto tiempo en una "familia", quizá cuando tenía 8 años. La había adoptado una pareja mayor que no podía tener hijos, pero al ser ella demasiado energética y, dicho con sus palabras, "demasiado engreída y mal educada", la habían devuelto al orfanato sin compasión, solo la dejaron allí sin ni siquiera dejarla conservar la ropa que le compraron, la tiraron tal cual perro. Según recuerda cuando la devolvieron había pasado casi un mes desde la adopción, la cual ni siquiera se había concretado del todo. Aún recuerda la cara de Montesco cuando al abrir la puerta la pequeña pelinegra estaba allí parada, la mueca de tristeza en su rosto jamás la olvidaría.

Recuerda desde que las palabras "egocéntrica" y "mal educada" habían sido usadas para describirla ella, incluso siendo tan pequeña, decidió cambiar. Aunque seguía sin entender que había hecho mal ¿Era ser egocéntrica decir que eres bella? ¿Era ser mal educada decir que la mujer tenía un grano? Tan sólo quería sentirse bien y luego sólo quería avisarle a su "mamá" que tenía algo en el rostro.

Mis hermanastros sobreprotectoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora