III

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Le dio una mordida a su manzana. Joder, como le gustaban las manzanas.

La vida en la escuela nunca era interesante, a veces le gustaría que fuera como en un Kdrama o un Webtoon, en donde todo era emocionante. Pero para su desgracia todo era tan desgraciadamente aburrido; se despertaba temprano, iba a la escuela, esperaba a que sonará la campana del receso, volvía al salón, lidiaba con los trabajos en grupo, salía del colegio, iba a la casa y estudiaba para las pruebas nacionales.

Pero definitivamente es día en la azotea de la escuela, algo había cambiado.

Un chico alemán se encontraba ahí parado frente a Shin-ae con una rosa roja, declarandole su amor a la castaña quien rápidamente lo rechazó. Jae negó con la cabeza mientras veía al chico irse rápidamente avergonzado, la castaña se giró y comenzaba a caminar hacia ella con tremenda cara de indiferencia.

—Pudiste haberlo rechazado más sutilmente.

—Eso de rechazar con algo poético como tu lo haces no es lo mio. Además no tengo tiempo para eso, tengo que estudiar.

...

Después de salir de la escuela, Jae y sus amigas se encontraban en un restaurante, contando algunos chismes y sobretodo del evento sobrenatural que paso en el descanso.

Alguien se le había declarado por primera vez a Shin-ae.

Y es que ese evento era algo de que hablar porque la castaña siempre remarcaba el hecho de no estar interesada en el amor a los cuatro vientos y que un chico alemán tuviera el valor de hacerlo era definitivamente sorprendente.

—Sus hijos se verían tan bonitos—balbuceó Maya imaginándose a los pequeños bebés.

El tiempo pasó entre las discusiones de Shin-ae sobre que ella no estaba interesada en nada de eso del amor, Maya respondiendo le a Shin-ae que debería darle una oportunidad al chico, Rika tratando de calmarla y Jae solo pensaba en que hamburguesa pedir.

Las cuatro pararon de hacer lo que estaban haciendo al ver que tres chicos habían estrado al lugar, uno de esos era el chico alemán quien aún lucia un poco avergonzado, probablemente de eso estuvieran hablando, había otro chico que comentaba algo de Shin-ae pero Jae no pudo prestarle atención cuando el tercer chico era aquel pelirrojo de la tienda de juegos.

—No te preocupes tanto por eso, Dieter—le dijo el chico de cabello largo al alemán— he escuchado que esa chica es en verdad una perra loca y ni que hablar de su mejor amiga Jae-Kyung, esa huérfana sin lugar a duda es mucho peor, me contaron que una vez...

Si hay algo que le molestara en esta vida a Kyo Jae-Kyung, era que hablaran mal de su querida hermana, así que se levantó con toda la intención de responderle a ese simio, pero Shin-ae fue más rápida que ella y le tiro su jugo de naranja, o al menos eso intentó, porque en realidad le terminó tirando la bebida al chico pelirrojo.

Mientras que Shin-ae trataba de disculparse con la zanahoria con patas y trataba de secar su chaqueta mojada con... ¿Golpes? Jae-Kyung se encargaba de hablar civilizadamente con aquel tipo.

—Escucha lo que te voy a decir atentamente, neardental sin cerebro. Sé que has escuchado de mi y lo que hice en la primaria, así que te sugiero que dejes de hablar de nosotras porque sabes muy bien que le pasa a las lenguas que hablan mal de mi o de los míos, ¿verdad? Le corto. Sus. Lenguas.

Era un rumor, en realidad el hecho de Jae le había cortado la lengua a una niña en la primaria por hablar mal de Shin-ae. Jae podía tener una mirada intimidante pero nunca pudo haberle hecho eso a una niña, lo único que hizo fue meterse en una pelea con Shin-ae para proteger a un gato. Y aunque le molestaba un poco el hecho de que habían rumores de ese tipo circulando alrededor de ella, a veces era bueno utilizarlos para su beneficio.

...

Después de esa pequeña discusión en el restaurante, prácticamente habían huido del lugar y ahora se encontraban en la casa de Maya, arreglandose para una fiesta que Rika había mencionado hace algunas semanas atrás. La fiesta de los Hirahara. ¿Quienes eran? Ni idea, con tal y no estar en casa y despejar su mente, amaría a los Hirahara y a sus fiestas.

Jae optó por un vestido negro, ya que su cabello que era color vino hacia toda la magia. Rika optó por un vestido azul y Maya por uno blanco. Shin-ae... bueno, ella quería ir con ropa deportiva pero evidentemente Maya no la dejó y le puso un vestido deportivo encima, que prácticamente era lo mismo, pero Shin-ae seguía quejándose de aquello.

—No sé porqué te quejas si te vas a esconder en la cocina y vas a robar todos los postres.

—Cierto, cierto. Voy a llenar mi pancita.

GLAMOUR © [Kousuke Hirahara] 𠅤Where stories live. Discover now