XXVIII

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Tal vez las cosas no debieron suceder de esa manera.

Pero se sintió tan asqueada, tan asustada y tan impotente al ver a la chica siendo manoseada por ese tipo sin ningún consentimiento que se dejó llevar por la ira.

Como mujer, tuvo empatía y reaccionó de manera agresiva, porque hablando no se iban a solucionar las cosas. Pero no iba a negar que disfrutó darle a esa escoria todos esos golpes.

Pero definitivamente no debió terminar así.

Sus manos temblaron ante tal escena, sus ojos abiertos de par en par observaban fijamente el cuerpo que yacía cerca de ella. Sus labios temblaron, su pecho se apretó, el nudo en la garganta apareció rápidamente al igual que las ganas inevitables de llorar.

Se agachó y tocó el cuerpo, el cuál seguía un poco tibio. El hombre a su lado la miró de manera expectante.

Ahora él estaba muerto.

O bueno, al menos eso parecía.

—Creo que sigue vivo.

Jae se levantó y una que otra lagrima rebelde se escapó de sus ojos azules. Hizo una mueca de indiferencia y procedió a caminar.

El hombre se acercó al cuerpo y lo observó por un momento, todavía respiraba, al parecer estaba inconsciente.

—¿Me puedes explicar que demonios fue todo eso?—preguntó, señalando el cuerpo, completamente confuso, con la mirada fija en ella y el corazón latiéndole como loco.

Jae se acercó a él e hizo una línea recta con los labios mientras le palmeaba el hombro.

—Eso, mi querido Kousuke, fue un capítulo titulado como: "el problema de ser mujer"—dijo, caminando por el callejón-no te recomiendo que lo leas, aunque sinceramente no espero que lo entiendas.

Kousuke todavía estaba asustadísimo. Hace unos cuantos segundos un tipo se le había lanzado para clavarle una navaja, pero en el proceso se desmayó por los golpes que le brindó la chica, dejando a ambos atónitos.

Kousuke siguió caminando, aun con su mente confusa y su cuerpo temblando un poco. Miró a la chica, quien caminaba como si nada hubiera pasado, como si no le hubiera metido una putiza al tipo. La escuchó quejarse como una niña pequeña y eso lo confundió aún más.

Parecía indiferente ante la situación, pero todavía las lágrimas salían por sus ojos y él pensó que tal vez estaba asustada.

—¿Estás bien?

Kousuke preguntó tratando de sonar muuuy cauteloso, en ese poco tiempo se había dado cuenta que la chica tenía cambios de humor muy drásticos y no quería que explotara de nuevo en pleno callejón.

—Sí, pero me duele la puta frente-se quejó chillando mientras se tocaba la zona con suavidad—ese puto si que me hizo enojar y le pegué bien duro. Las mujeres tenemos que aprender a defendernos y cuidarnos entre nosotras, porque nadie más lo hará.

Jae miró una última vez al tipo y sabía que se iba a meter en problemas, pero llegó a la conclusión de que le diría al juez que fue en defensa propia. Su imaginación no era tan buena y le daba flojera pensar en otra excusa, además esa siempre funcionaba.

Kousuke la miró sorprendido, todavía estaba procesando lo que acababa de pasar y ella actuaba como si golpear tipos acosadores y violadores fuera cosa de todas la noches. Era realmente deprimente pensar en eso último.

Jae lo miró esperando a que le dijera a dónde había llevado a la chica y Kousuke aceleró el paso, guiándola hacia su coche, en donde se encontraba la chica llorando y haciéndose bolita en el asiento trasero.

GLAMOUR © [Kousuke Hirahara] 𠅤Where stories live. Discover now