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—¿Estás segura que no quieres que te lleve?

Los cinco chicos se encontraban ya en la salida del bar. El rubio se apoyaba en el hombro del castaño mientras que Jae sostenía a las dos chicas que no podían pararse solas. Habían venido en el carro de Jin-Hyuk y la idea era irse en el.

—Si, si. No te preocupes—le dijo abriendo la puerta trasera como pudo y recostó a las dos chicas en los asientos—por suerte mi casa queda muy cerca.

Jin-Hyuk la miró dubitativo y luego miró sus nudillos que tenían algunas curitas debido a las heridas que se había hecho ese mismo día al golpear al tipo. Jae les había contado casi todo, a excepción de la conversación que tuvo con el chico de ojos celestes.

El chico volvió a insistir, pero Jae le dijo nuevamente que no se preocupara y comenzó a caminar mientras que se despedía con las manos. El castaña también se despidió mientras acomodaba a Jung-Gyo en el asiento delantero.

Y la verdad era que su casa si quedaba muy cerca del bar, así que solo tuvo que caminar una cuadra y girar hacia la derecha para llegar a los apartamentos.

Por un momento pensó en comprar una casa solo para ellos tres. Sería genial darle una casa comprada al Sr. Yoo como agradecimiento por todo lo que el ha hecho por ella, aunque un gracias o una casa jamás será suficiente para agradecerle por haberla acogido en su familia cuando lo había perdido absolutamente todo. Las palabras nunca serían suficientes para agradecerle por haberla hecho pertenecer a un lugar de nuevo.

Entró en las residencias y caminó hasta el apartamento 327, insertó la llave y entró con mucha cautela. A esa hora Shin-ae ya debería estar durmiendo en su cómoda cama.

Cerró la puerta detrás de sí y se quitó el abrigo, colgándolo en el perchero que estaba al lado de la puerta para después caminar hacia la habitación de la castaña. Abrió la puerta y la encontró durmiendo en una posición muy graciosa, pero incomoda a la vez. Se acercó a ella y la acomodó, luego levantó la sábana que se encontraba en el suelo y se la colocó de modo que la protegiera del frío que hacía en Seúl. Acarició su mejilla unos segundos y luego dejó un pequeño beso en su frente y procedió a desearle buenos sueños mientras salía de su habitación con cuidado, dirigiéndose a la suya para poder descansar de un agitado día.

 Acarició su mejilla unos segundos y luego dejó un pequeño beso en su frente y procedió a desearle buenos sueños mientras salía de su habitación con cuidado, dirigiéndose a la suya para poder descansar de un agitado día

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Al día siguiente Jae se encontraba en la oficina, aguantando los berrinches de Sang-Chul.

Decidió ignorarlo, pero el seguía y seguía quejándose del trabajo que le habían puesto y eso que el no tenía que hacer tanto a diferencia de Yeong-Gi y ella.

Observó al pelirrojo quien tenía la mirada fija en algunos papeles de su escritorio mientras se tapaba las orejas para no escuchar la irritante voz del rubio.

Ya cansada del niñito privilegiado, se levantó de su asiento con toda la intención de arrancarle la lengua de una vez por todas para así acabar con el sufrimiento de la humanidad.

GLAMOUR © [Kousuke Hirahara] 𠅤Where stories live. Discover now