XXVI

1.8K 197 147
                                    

Kousuke nunca fue un hombre de muchas palabras.

A él le gustaba el silencio, le ayudaba a organizar mejor sus pensamientos; pero en ese momento lo único que quería era romper el silencio que estaba entre ellos. Jae-Kyung se encontraba frente a él, con las manos apoyadas en las rodillas y una sonrisa traviesa adornaba su rostro.

El castaño la miraba con cautela, sin saber exactamente que hacer o que decir.

Ambos se habían quedado callados después de lo que dijeron anteriormente, pero Jae parecía estar recordando algo y Kousuke pensó que tal vez ese recuerdo era el que la hacía sonreír.

Kousuke siempre quiso saber que pasaba por la mente de la chica.

Se puso a pensar en ello y llegó a la conclusión de que probablemente su mente era muy ruidosa. Jae era muy extrovertida y eso era demasiado para lo  introvertido que era él, pero de alguna u otra forma a él le parecía bien, se sentía bien.

—Estabas sonriendo—soltó ella, mirándolo atentamente.

Kousuke salió de sus pensamientos e intensificó la mirada. Ella lo miraba de una forma en la que no podía descifrar.

La chica era rara, tenía que admitirlo.

O... Más bien era rara para él, porque se comportaba de otra forma distinta a comparación de las otras personas de su círculo social. Es decir, las demás personas actuaban de manera seria alrededor de él y se había acostumbrado a esa monotonía, pero la chica actuaba de manera natural.

Kousuke había visto a la chica ponerse nerviosa, incomoda e incluso enojada, pero le gustaba como era en ese momento, a solas con él. Kousuke recordó haber leído en uno de los muchos libros que leyó, que, cuando una persona actuaba de manera natural, era porque se sentía cómoda. Y eso le agradaba, se sentía cálido en su interior.

Y él estaba consciente de que también estaba actuando de manera extraña, porque sí, si había sonreído.

Pero solo un poquito.

—No estaba sonriendo—mintió, dándole un respuesta finalmente—simplemente me dio un tic nervioso en el labio—desvío la mirada a sus manos y escuchó una carcajada por parte de la chica.

—Ay ajá —dijo ella, haciendo un ademán con sus manos.

Kousuke elevó la mirada y vio que la chica prendía de nuevo su celular. Pensó en levantarse e ir a ver lo que ella estaba mirando, porque ella tenía una sonrisa boba en los labios. Lo que él no sabía, era que ella le había tomando seis fotos cuando estaba dormido en su hombro.

—De todas formas—llamó su atención—¿qué hacías mirándome mientras descansaba?—cuestionó y la chica abrió la boca pero la cerró rápidamente, buscando una excusa.

Al final simplemente se encogió de hombros.

—Mira—le mostró la pantalla de su celular y él frunció el ceño.

Kousuke observó las fotos. Eran selfies de ella haciendo muecas y símbolos con las manos.

—¿Acaso eres una acosadora? —atacó.

No entendía porque las había tomado, tal vez en su mente extrovertida estuvieran las respuestas, si tan solo él pudiera leer su misteriosa mente...

—¿Disculpa? —pronunció poniendo una mano en su pecho, completamente ofendida—verte sonreír así sea un poquito con la boca cerrada es un evento que sucede cada tres décadas—se defendió.

Luego de eso, la chica se levantó y se dirigió hacia la puerta. Kousuke la siguió con la mirada y se preguntó mentalmente si finalmente se iba a ir. La chica comenzó a hablarle de un plan que había pensado mientras el dormía para poder salir de ahí sin que «los tiburones» los acorralaran. Kousuke pareció dubitativo.

GLAMOUR © [Kousuke Hirahara] 𠅤Where stories live. Discover now