Capítulo 5: Obsesión visual

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Algo dentro de mí me decía que debía odiarlo, era como si su imagen se hubiese metido a través de mis ojos para invadir la mayoría de mis pensamientos. No me gustaba sobrepensar los motivos y razones de esa mañana, solo guardaba con celos la memoria de su figura esbelta haciéndose más chica, mientras las hojas secas del otoño caían en un vaivén al suelo.

 No me gustaba sobrepensar los motivos y razones de esa mañana, solo guardaba con celos la memoria de su figura esbelta haciéndose más chica, mientras las hojas secas del otoño caían en un vaivén al suelo

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El menú de la cafetería me parecía asqueroso, sobre todo ese día, porque estaban sirviendo una especie de pastel de carne que se asimilaba a una mierda. Así que mejor no describiré cómo era. Incluso su olor era nauseabundo, una combinación de sangre y grasa.

Me arrepentí de no haberme despertado más temprano a hacer mi propio almuerzo o de tener la suficiente osadía como para molestar a mamá y pedirle que lo hiciera.

Resignado a pasar hambre, dejé mi charola sin usar en el depósito, y busqué con la mirada el lugar en el que se hallaban Archie y Tony. Una vez di con ellos, me dirigí con premura a su mesa, que se encontraba al fondo. Era la de siempre, y la detestaba, porque nunca daba el sol allí y hacía un frío para cagarse; sin embargo, era la que mis amigos escogieron, y debía aceptarlo porque así funcionaba la democracia.

Creo.

Al llegar, me percaté de que Tony tenía la cabeza contra la madera. Por lo general, era él quien siempre hacía las preguntas extrañas o nos enseñaba el nuevo video raro que había descargado en su teléfono usando Ares.

Cuando me senté, Archie me dedicó un gesto que decía: «Esto es serio, así que nada de putear».

—¿Qué pasó? —cuestioné con timidez. Sabía que podía ser una imprudencia, pero si quería ayudar debía conocer el contexto.

Tony se acomodó, aunque no despegó la cabeza de la mesa, y se volvió para mirarnos a ambos con sus ojos azules. No había rastro de llanto, aunque tampoco era como si lo estuviese esperando, solo me percaté de una chispa de rabia ardiendo en sus orbes.

—Mi padre sale con una puta. —Apretó los puños con la suficiente fuerza para dejarse los nudillos blancos—. Ayer mamá encontró sus mensajes.

Hice un mohín. Era un tema serio, nada como las tonterías de las que siempre nos quejábamos.

—Qué putada —atinó a decir Archie—. ¿Y qué harán?

Tony tomó una bocanada de aire. Volvió a abrir los puños y yo me alivié, ya que había esperado que su rabia fuera creciendo hasta llegar al grado de golpear la mesa.

—Mamá habló ayer con la puta esa y le advirtió que no le convenía seguir metiéndose con nuestra familia —masculló con odio. Se incorporó y alborotó sus cabellos pelirrojos—. También hizo las maletas del estúpido de mi padre y las lanzó por la ventana.

—¡Carajo! —expresé. Estaba comenzando a ponerme ansioso, pues no podía dejar de tamborilear los dedos en la mesa—. ¿Se van a divorciar?

Archie alcanzó a darme un zape en la cabeza antes de que Tony me estrellara contra la pared y me golpeara, imaginándose que era el padre que tanto odiaba por haber destruido su idea de familia perfecta.

La obra de un artista fugitivo | ✅ |Where stories live. Discover now