Capítulo 19: Entre delirios febriles

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No pude pegar el ojo durante la madrugada, ya que estaba aguardando la reacción de Charly después de haber leído mi nota

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No pude pegar el ojo durante la madrugada, ya que estaba aguardando la reacción de Charly después de haber leído mi nota. Tenía la esperanza de que se levantara a eso de las tres de la mañana, que me apuntara con la linterna de su teléfono y me sonriera, dándome a entender que me había absuelto de mis pecados. Es más, incluso hubiera preferido una contestación negativa, que se levantara, me zarandeara hasta hacerme despertar y me dijera a la cara que ya no quería nada conmigo por ser un idiota.

Aunque lo único que obtuve fue una noche solitaria en total silencio.

El insomnio y la falta de señal móvil en el bosque se prestaban para que hiciera lo que más odio, así que mi cerebro estuvo sobreanalizando todos y cada uno de los gestos de Charles Stonem durante esa juntada que tuvimos con las chicas antes de regresar a dormir. Él se encontraba en medio de Archie y Tony, con una lata de cerveza, traída de contrabando al campamento, entre las manos y una expresión vacilante. No habló mucho, pero lo poco que dijo fue en relación con la estúpida historia de terror que alguien había contado acerca de un muchacho asesinado cuya alma todavía vagaba en ese bosque para asustar incautos.

—Un verdadero espíritu atormentado no perdería el tiempo provocándole infartos a idiotas como nosotros —dijo el muchacho de gafas una vez terminaron el relato.

Durante ese par de horas me limité a quedarme junto a Ashley, compartiendo de la misma lata de cerveza. Mientras ella observaba con atención a mi amigo por encima de la fogata que habían logrado improvisar, yo admiraba al de gafas. Sin embargo, cuando tuvimos que marcharnos y nos fuimos en comuna al punto medio entre ambos campamentos, Ashley se acercó a Archie para colocar una mano en su hombro, reacción que lo hizo sonreír. Intenté hacer lo mismo con Charly, pero este esquivó mi mano y continuó su camino, fingiendo que yo no existía.

Como si yo fuese el alma del muchacho asesinado de esa pésima historia.

Cerré los ojos para forzarme a dormir, pero fue imposible porque mi mente me lo impedía; aparte, era como si en la oreja tuviera una bocina que me repetía la frase: «Lo perdiste». Me aterraba la idea, y a momentos tenía el insano impulso de despertar, subir a su litera y suplicar su perdón. Reprimí ese deseo por un rato, hasta que terminé dejándome llevar

No tenía planeado hacer algo tan romántico como lo que me indicaban mis atrofiados pensamientos; nada más subí en silencio a su cama y lo moví un poco para hacerlo despertar. Charly no era de sueño ligero, pero tampoco era como si pudiera permanecer dormido luego de que se sometiera a estímulos. Me quedé de pie sobre la escalera y estiré la mano para sacudirle el hombro. No funcionó, así que me rendí y me moví a su frente.

Ahí fue donde mi intento de despertarle falló, pero no por mí. Me percaté de que él estaba ardiendo en fiebre y que había algo más importante que atender que mis sentimientos de estúpido. Al estar tan concentrado en mí mismo y en cómo se llevarían a cabo las cosas entre los dos, me había olvidado de lo frágil que era Charly y en lo mucho que se exponía al acampar en el ya de por sí frío bosque en pleno invierno.

La obra de un artista fugitivo | ✅ |Where stories live. Discover now