¿Nunca te has sentido como una carga?

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Pasaron dos días del funeral y aún no me siento emocionalmente bien, sin embargo seguí los consejos de lisa y traté de tranquilizarme.

Fui a la escuela muy desanimada y me la pasé sentada en mi escritorio todo el día. Cuando llegué a casa, me llevé una gran sorpresa al ver unas maletas en el recibidor.

- Son tuyas. Dijo mi padre acercándose a mi.

- ¿A que te refieres?

- Son tus maletas, irás a vivir con tu abuelo.

- ¿Mi que?

- ¿Podrías dejar de responder con preguntas?

Mi cara mostraba un desconcierto total, por su parte mi padre tenía una expresión nula. Parecía que solo esperaba que cogiera mis cosas y me fuera.

- No sé de que e estás hablando, ni siquiera conozco a mi abuelo. ¡Ni siquiera sabía que tenía abuelo!

- Deja de ser tan dramática Margot. Sí lo conoces, vino a verte cuando tenias dos o tres años. Dijo mientras se rascaba la barbilla.

- Pues si es así, perdón por no acordarme de alguien a quien vi hace 14 años y más porque era una niña pequeña.

- Estaré muy ocupado con el trabajo y ya estás grande para tener una niñera. Así que decidí que irás con mi padre, el te puede enseñar muchas cosas. Necesitas ver la vida de una forma distinta, no tendrás lujos para siempre.

Lo miré confusa, estaba haciendo eso por  mi bien ¿o solo quería tenerme lejos?. Sus palabras no tenían ningún sentido. Mi padre nunca había sido una persona apegada ni cariñosa, él no era de esos con los que te podías sentar a ver una película o platicar. Casi siempre estaba ocupado y no tenía tiempo para mi madre y para mi. 

Cuando ambos se  casaron, no todo fue color rosa, su matrimonio fue arreglado. Dos grandes empresas con dos herederos con la edad suficiente de contribuir económicamente, eran la oportunidad perfecta para juntar a dos de las empresas más poderosas de Canadá. Debido a ese matrimonio forzado, ellos dos decidieron irse del país y dejar atrás a toda su familia. Supongo que con el tiempo se empezaron a llevar bien porque me tuvieron a mi. Pero toda cosa buena acaba y su relación se fue enfriando, quizás esa es la razón por la que a mi padre no le dolió mucho la partida de mi madre y también la razón por la que está a punto de enviarme lejos.

-El avión partirá a las 6 pm, el vuelo será hacia Londres.

Quise protestar pero estaba tan harta de la situación que solo dejé que siguiera hablando.

- Tienes todo lo necesario en tus maletas, de todos modos enviaré dinero seguido. También arreglé el tema de la escuela, no te preocupes por eso, irás a la escuela más prestigiosa de Londres. De nada.

- ¿Qué quieres decir con que enviarás dinero seguido?. ¿Acaso mi padre estaba pensando en enviarme a vivir allí?

- Necesitas con que vivir, no pensarás que dejaré toda la responsabilidad a tu abuelo.

" Eres responsable que sorpresa" pensé.

- Pensé que me iría solo por unos días en lo que acababas con el trabajo.

- Claro que no, vivirás allá. Te caería bien un cambio de ambiente.

Esas palabras me cayeron como agua fría, dejaría toda mi vida en esta cuidad solo por un capricho de mi padre.

Su voz me alejó de mis pensamientos. 

- Y no pienses en protestar, la decisión está tomada.

- No puedes hacerme eso, es mi vida, todo lo que tengo está aquí.

- Lo puedes recuperar en Londres, conocerás a más gente y te educarás mejor. Vivirás plenamente.

- ¿Y porque no puedo hacerlo aquí? ¿Por qué no te haces cargo de mi?

- Porque ya te cuidé lo suficiente y créeme no me fue difícil convencer a tu abuelo pero él me debía un favor y era hora de cobrarlo. 

Estaba a punto de llorar, a caso solo era una carga para él. Pero me contuve, yo nunca demostraba debilidad ante las personas que me hacían daño y aunque  esa persona fuera mi propio padre, no iba a dejar que me viera así.


Eran las 5:30 y estaba sentada en mi habitación esperando a que llegara el chofer. Aún me dolía aceptar irme de mi casa pero no podía soportar a mi padre decir que era una carga.

El sonido del claxon llegó a mis oídos como un rayo y me dispuse a bajar. Al pasar por la puerta principal una de las señoras de limpieza me detuvo y me entregó un sobre. Era de mi padre, ni siquiera estuvo para despedirme. Tomé el sobre y me dirigí al auto.

Las maletas ya estaban adentro y el coche empezó a andar. Miré por última vez la casa donde crecí y abrí la carta.

 "Espero que te vaya bien en el viaje, también espero que te lleves bien con tu abuelo y por cierto no te dije su nombre, es Park Lee- Joon. Pórtate bien con él".

Mi abuelo se llamaba exactamente como mi padre. Nuestra familia era algo distinta, por un lado la familia de mi padre era coreana pero él había nacido en Canadá y mi madre era natalmente de ahí al igual que su familia.

Arrugué la carta contra mi pecho y cerré los ojos. Ahora tendría que vivir con un hombre que se llamaba igual que el hombre que me abandonó.


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Por ahora tampoco hay louis, pero ya falta poco. Esta parte de la historia también es muy importante. LOS QUIERO.



HOLA, ADIÓS / Louis PartridgeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora