EL FIN

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Ya pasado tres día desde que salí corriendo del aeropuerto. Min Sook me había llamado cada media hora en todo ese tiempo y yo solo le respondí una vez, diciéndole que estaba bien y que ella debía volver a casa, yo iría después. 

Estaba claro que ahora estaba en problemas, dejar mis obligaciones así por que sí, era muy irresponsable de mi parte, pero también era algo muy necesario.

Además, debería tomar una decisión, le haría caso a los consejos de Louis y haría lo que yo deseaba, pensaría en mi antes que nadie más. Pero ¿Como podría decidir algo tan importante como mi futuro ?.

Miles de ideas recorrían mi cabeza, hay tantos pros y contras en cada cosa que pensaba. Quería quedarme con Louis y mi abuelo, pero tenía un deber con la empresa que estaba liderando. No quería abandonar a ninguno de los dos, aunque una de esas opciones solo seguiría siendo mía si yo me casaba. Y eso, era algo a lo que no estaba dispuesta a aceptar.


- He tomado una decisión. Dije mientras bajaba las escaleras.

Louis y mi abuelo, quienes estaban sentados en los sofás de la sala, me miraron confundidos.

-Yo regresare a corea. Dije lentamente.

Ambos me miraron como si ya hubieran sabido cuáles serían mis palabras. Pero también había cierta tristeza en sus ojos.

-Me alegro que hayas tomado una decisión, estoy feliz por ti. Dijo Louis con un tono difícil de descifrar.

- Iré a visitarte para Navidad, bueno iremos. Dijo mi abuelo mirando a Louis quien se encontraba en silencio con la cabeza hacia abajo.

- Que bueno que no me refería a irme por siempre, no soportaría ver todo este drama de tristeza. Dije riendo

Ambos se miraron y me miraron confundidos

- Entonces, ¿a que te refieres ? Preguntó Louis.

- Iré a Seúl, pero lo haré porque renunciaré a mi puesto de directora.

- ¿Estas segura de eso? Me preguntó de nuevo.

Yo asentí con la cabeza.

- Yo quiero, que cada logro que obtenga sea por mi propio esfuerzo. Quiero dejar de ser conocida la hija de alguien. Solo quiero ser yo, Margot y no pienso quedarme en un lugar donde mi vida está planeada. Es lo que deseo, espero puedan entenderme.

Ambos asintieron con alegría, volvería a Londres después de hablar con mi padre y empezaría a crear mi propia empresa aquí, en mi hogar.


Y así fue, al día siguiente estaba volando a Corea, con mil ideas en la cabeza. Me preguntaba si a caso estaba haciendo lo correcto, luego todas mis dudas desaparecieron lentamente. Era hora de ser quien en verdad deseaba.

Fui a mi departamento y llegué a la empresa en mi auto, había escogido un traje un traje negro para lo ocasión. Llevaba puestas unas gafas oscuras y el cabello perfectamente liso, puse mi cara más seria y con la postura erguida, caminé hacia la oficina de mi padre.

Pude sentir las miradas y murmullos de la gente a mi alrededor. Claro que sí, su directora ha vuelto.

- Su padre no se encuentra en su oficina. Dijo uno de los asistentes de mi padre.

- ¿Donde se encuentra el señor Park? Pregunté con seriedad.

El hombre respondió tímidamente - Está en la sala de reuniones, hay tres inversionistas con él. 

Sonreí de lado. - Eso es aún mejor.

Llegué hacia el final del pasillo y pude distinguir la sala, ya que las paredes eran de vidrio, pude ver a mi padre ahí dentro.

Me paré en la puerta que ya estaba abierta cruzada de brazos. - Disculpen la interrupción, pero no tengo mucho tiempo. Dije haciendo que todos voltearan a verme.

La expresión de mi padre lo dijo todo. No le gustó verme y probablemente estaba muy molesto por los días en los que no estuve aquí.

- Un momento, por favor. Dijo él disculpándose con los inversionistas.

- ¿Como te va? Le pregunté sonriendo mientras me sacaba las gafas.

-¿Donde demonios estabas? Me dijo susurrando, había molestia en su tono de voz.

- En londres, al fin volví.

Me miró con furia. - Al parecer quieres quedarte en la calle, no me digas que fue por ese chico. Por favor Margot, tienes un mejor futuro aquí.

- ¿Un mejor futuro? ¿Casándome con alguien que solo quiere mi puesto? ¿Vivir aquí con la falsa familia que creaste con esa mujer?. Dije sarcástica.

- No pienso tolerar tu irresponsabilidad con esta empresa, eres la directora, no puedes solo desaparecer por días.

- Sé que no debí dejar mis responsabilidades, pero era algo necesario, me di cuenta que esto es algo que no quiero.

Él levantó la ceja. - Si te refieres al compromiso, es algo que no está a discusión, tú no tienes voz en esto. Hazlo a menos que quieras quedarte sin toda tu vida de lujos.

Sus palabras fueron la gota que derramó el vaso.

- Es por eso que estoy aquí, no quiero casarme, no quiero que mi vida esté atada a ti. Odio todo por lo que me hiciste pasar, quiero dejar de ser tu sombra, desde hoy haré las cosas por mi cuenta.

- Pero como te atreves. Dijo intentando darme una bofetada, pero se detuvo al mirar a su alrededor y ver que algunos empleados y hasta los inversionistas estaban viendo nuestra "pacífica charla"

Susurros se escucharon en el lugar y miradas de desconcierto se posaron en nosotros.

- Quédate con tu vida de lujos, renuncio. Dije en voz alta sonriendo, mientras me ponía las gafas y me di la vuelta y caminé con paso firme, sintiéndome más viva que nunca. 


Libre de ataduras, me sentí como nunca antes y ahora empezaba mi verdadera vida.

Volví a Londres, me encontraba en el aeropuerto con todas mis cosas, muchas maletas se encontraban a mi alrededor mientras esperaba a que llegaran por mi.

De pronto, sentí pasos corriendo detrás de mi y de un suave tirón, alguien me llevó en sus brazos hacia una distancia prudente del suelo.

¿Pero que? Entonces, miré el rostro de aquella persona. Era él.

"La próxima vez no te interpongas entre una pelota y un chico" Dijo Louis mientras me mostraba una pequeñas pelota roja en su mano izquierda. - Como la vez que nos conocimos. Volvió a decir con una sonrisa.

Me incliné hacia su rostro y pude sentir un sonrisa dibujándose en él. Nuestras narices se rozaron y luego un largo besó nos unió. 

- Estás lista querida. Dijo guiñándome un ojo.

- Muy lista respondí.

Y así, empezaba nuestra nueva historia, una en la que nadie más se interpondría. Después de todo, él era Louis Partridge, el tonto chico a quien yo amaba tanto. 










HOLA, ADIÓS / Louis PartridgeWhere stories live. Discover now