16|| Elsa, ¿cómo te enamoró Jack? || Parte 2

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Entre risas y shusheos divertidos, Jack y yo llegamos hasta mi puerta

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Entre risas y shusheos divertidos, Jack y yo llegamos hasta mi puerta. Me volví a él y le dediqué una sonrisa boba. Así era como me sentía: como una niña que es libre, se divierte y se ríe a carcajadas gracias a esa felicidad.

El marco que Jack hacía sosteniendo una sombrilla parecía como pintado en óleo, esa sonrisa divertida y esos ojos húmedos y achinados por la misma acción iluminaban completamente su mirada. Jack Frost siempre fue lindo y en ese momento esa imagen fue solo para mi.

Bajé la mirada ligeramente apenada por el atisbo de atracción que había sentido hacia un par de segundos, después me acostumbraría a él y, de hecho, me encantaría.

—Gracias por el café, Jack —me animé a decir, acariciando con los dedos la textura de la bolsa marrón. 

—No es nada, Elsa. Cuando gustes, solo háblame y vamos juntos por más. —Me contoneé ligeramente y le dirigí una sonrisa.

—Me encantaría.

Curiosa, como siempre será, la reacción de las personas ante las situaciones. Yo había pasado mis tardes y mis noches recordando el momento con una sonrisa en el rostro. Jack, en cambio, se había asegurado de recordarme cuanto había disfrutado ese encuentro.

Una mañana soleada, abrí mi puerta con intención de salir de la habitación y dirigirme a la universidad cuando patee levemente, por accidente, un objeto pequeño en el suelo: una bolsa de café con una nota pegada. Supe inmediatamente de quien venía y la alcé para mirarla un par de segundos y luego dejarla en la mesa donde dejaba las llaves, para dirigirme a clases y a agradecerle a Jack Frost el gesto. Ahora tenía una excusa para hablar con él y no podía negar que me agradaba mucho la idea.

Suspiré. No me había dado cuenta de que me había transportado a aquel contexto y que había sido envuelta entre esos sentimientos de colegiala enamorada de nuevo. Fue bonito, no te voy a mentir, muy nostálgico.

—Esa historia tampoco nos sirve.

El comentario tajante de Hawkins me devolvió a la realidad, parpadeé un par de veces y Pocahontas le dirigió una mirada molesta. Probablemente hasta un golpe molesto.

—Pero, no te creas, que es una historia maravillosa.

Sacudí la cabeza, agradecí fugazmente y me dirigí a abrir el seguro de la puerta y dejando implícito que quería a todos fuera de mi auto ya.

—Terminemos con esto.

Rodeé el auto con los papeles en las manos y comencé a caminar hacia la puerta, sorteando los desniveles del piso como si lo conociera tan perfectamente como la palma de mi mano. La escolta que la morena, la rubia y el chico hacían al caminar detrás de mi junto con la brisa leve hacia un marco como de película.

Como de película de comedia, ya que choqué con la puerta de cristal por no ir poniendo atención. Los tres detrás de mí entrecerraron los ojos, torcieron la boca y subieron las manos al pecho. Me giré a mirarlos mientras me sobaba la nariz y cuando tuve una mano libre, jalé la puerta para abrirla.

Teaming up w Jackson Frost | 02 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora