34| Dolor espiritual.

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Dolor espiritual.

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El dolor que sentía en ese momento no era físico. Psicólogico, posiblemente, pero sobre todo espiritual.

El haber escuchado todo eso de su propia boca le había dejado mal. No recordaba y por lo tanto aún no sabía si todo lo que le había dicho era correcto. Sin embargo, algo que sí sabía era que no podía confiar del todo en ella. ¿Quien le asegura que está diciendo la verdad y que no  es otra de sus jugadas?

El miedo seguía ahí, presente. La desconfianza que ella había plantado en su mente no se iba a ir por nada en el mundo. Aunque cambiara, aunque las cosas resultarán ciertas, aunque todo fuera verdad, Kakashi no volvería a confiar jamás.

El día anterior.

Guy se había marcado con Hyouka tal como planeamos. No sé cómo, pero la ha sacado de esa casa.

La llave en mi mano es lo único de lo que soy consciente mientras ingreso por la puerta principal como si fuera un invitado más. En esta casa se estuvieron quedando los chicos, sin embargo, han decidido compartir cuarto. No es como si fuéramos demasiados, la verdad. Y Hiruda pasa más tiempo aquí que en la otra casa.

Algo me dice que aquí encontraremos todos los secretos.

El cuervo se adentra junto a Tenzō y Yugao. Los tres estamos aquí listos para buscar cualquier señal. El resto está listo para decirnos cuando salir.

Espero encontrar todo rápidamente.

Algunas veces ingresé a este lugar, pero nunca le noté algo extraño. De hecho, la casa es casi una réplica exacta de la nuestra. Algo me dice que debemos ir a buscar al cuarto en el que se hospeda Hyouka. Allí podríamos encontrar una respuestas.

—Esperen aquí, revisen en el patio si hay huella de que la tierra ha sido removida y cualquier cosa extraña en la sala o la cocina. Yo subiré a los cuartos.

Un leve y pequeño asentimiento fue lo único que espere para subir las escaleras. Estoy consciente de que no hay nadie aquí porque Sakura está junto a aquel niño, Hiruda en el hospital junto a Suru y Hyouka con Guy. Cada uno de ellos está ubicado.

No hay peligro visible.

Abro las habitaciones y, como de costumbre, no hay nada extraño. He decidido que Neji se quede vigilando a Hiruda, de quién debemos tener más cuidado. Sin embargo, ahora tengo un pequeño problema, demoraré más en revisar las habitaciones.

Ingresé a una que parecía la del chico. Nada extraño las que una foto con dos señores mayores y un chico y una chica jóvenes más grandes que él. Nada más.

Los otros dos cuartos, vacíos. Lo único que los adornaba eran las sábanas de las camas y la ropa sucia de Sakura y Hiruda.

Solté un peso de encima al saber que ese chico y Sakura no duermen juntos.

Lo último que me quedaba era la habitación de Hyouka. Su ropa en una maleta. Lo mismo que Hiruda, zapatos de ballet, dagas, ropa y cosas de aseo personal.

Revisé los cajones, las repisas y todo al rededor. Nada.

Hasta que se me ocurrió una idea.

Me metí debajo de la cama y fui casi hasta el mismo lugar en el que encontré aquel cofre en el cuarto de Hiruda. Cómo pensé, allí mismo había un pequeño desnivel en el piso de madera. Por supuesto, saqué un kunai y retiré el pedazo de madera. Dentro, tal como esperé, había un cofre con candado.

Al cual, la llave que encontramos, encajó perfectamente.

—¿Kakashi-sensei?

El intercomunicador en mi cuello sonó con un poco de interferencia, pero alcancé a escuchar lo que Ten ten, quien estaba junto a Neji, me dijo.

Տ ᗴ ᑕ ᖇ ᗴ T Տ • ᕼ K.Where stories live. Discover now