16| Pequeños secretos

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Pequeños secretos.

(****)



Sakura

El camino no era demasiado largo, sin embargo, fue lo suficientemente alejado como para que nadie sepa lo que estamos haciendo, claro, a ninguna de nosotros le convendría que se sepa lo que va a pasar, en especial, las personas a las que se lo vamos a hacer. Aprendí que los rumores corren demasiado rápido una vez las cosas se sueltan en el aire, y prefiero seguir viviendo.

La sudadera que lleva mi acompañante es la misma que la de las otras noches, o tal vez no. Supongo que no, porque la sangre le incomodaría aunque sea con lo que más está familiarizada.

Prefiero no pensar en lo de las otras noches y mejor concentrarme en lo de hoy. Lo de hoy es mucho más importante para todos y, sobretodo, para mi entrenamiento.

Con lo de hoy podremos descansar un poco.

—Llegaremos en poco tiempo, es mejor que te prepares mentalmente —su voz desinteresada es lo que más me hace diferenciarla de la persona que generalmente está, o estaba, conmigo.

—¿No se supone que socializaremos un poco antes de hacerlo?

—Sí, investigaremos un poco antes de actuar —las manos en los bolsillos, las gafas oscuras, la capucha y la maleta que lleva la diferencian de mí.

Aunque mi ropa también es oscura, ella ha decidido que mejor sería hacer un jutsu de transformación mientras vamos al lugar, para que así no se corran rumores, por eso, el cabello morado y los ojos azules que tengo me hacen ver como una persona totalmente nueva. Tal vez lo soy.

El resto del camino es silencioso, como de costumbre, por lo que tengo mucho tiempo para poder pensar en lo que estamos haciendo. A eso de las diez de la noche vemos las luces de la casa a la que entraremos y es solo entonces cuando mi sensei decide guardar sus gafas y bajar su capucha. En el camino no nos hemos encontrado con nadie, por lo que ella no ha tenido que actuar de ninguna forma.

El cabello recogido en un moño y su flequillo suelto son la clara prueba de que ya no es la que algún día conocí. Con solo una mirada me pide que deje de usar la transformación y sin vacilar le obedezco. He aprendido a las malas que no es buena idea hacerla enojar, al menos a ella.

Sus ojos inexpresivos me dedican una significativa mirada que reconozco de inmediato: "No te metas en esto".

Asiento sin perder ni un segundo mientras su cara se vuelve inexpresiva, como la mayoría de veces, y se dirige a tocar la puerta de aquella casa que será la morada del diablo.

De inmediato, un hombre de edad nos abre la puerta. En sus ojos veo maldad, y por primera vez no temo de lo que vamos a hacer, o bueno, lo que voy a presenciar. La forma en la que ese hombre la ve y luego me ve a mí me hace recordar que lo que hacemos no es algo malo, o al menos no totalmente.

Quién diría que terminaría en esta situación, qué ironía.

La sonrisa de mi maestra es falsa, cosa que puedo notar a kilómetros, y la forma en la que habla a susurros con este sujeto me da escalofríos. No puedo creer que esta persona sea la misma que conozco. Sus palabras libres de sentimientos y con un tinte de maldad hacen que el hombre, poco a poco, vaya quitando su sonrisa maliciosa y la transforme en una línea de inconformidad.

Sin decir más, y luego de otros susurros, nos invita a pasar a su comedor dejándonos en la entrada mientras nos quitamos los zapatos.

Sin poder evitarlo, miro a mi maestra mientras ella mueve sus labios al ritmo de alguna canción. Sé perfectamente que ella se ha dado cuenta de mi mirada curiosa, pero en ningún momento regresa para reparar en mi presencia, lo único que hace es cantar un sola palabra.

Տ ᗴ ᑕ ᖇ ᗴ T Տ • ᕼ K.Where stories live. Discover now