Capítulo 99

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Narra Alexandra.

Vaya, que noche pase, de verdad Max es un hombre totalmente increíble que saca de mí, cosas que ni yo misma conocía. Me ha dejado un poco cansada, por suerte el mismo se ha encargado de nuestros hijos. Ya me he levantado y aseado, al parecer Javier vendrá en un rato por él, quien sabe que están tramando estos hombres, pero bueno decido dejar de pensar en eso y bajar a desayunar con mis tres amores.
Ellos ya están en el comedor esperándome.

— hola mi amor — me dice mi hermoso hombre — yo me acerco a él y le doy un beso en los labios, después le doy un beso en sus hermosas cabecitas a mis preciosos hijos. Me siento al lado de Alex, para darle de desayunar, al igual que Max le da de desayunar a Ariana, de verdad que si tengo una hermosa familia.

— el desayuno estuvo delicioso — le digo y él sonríe — me da gusto que te haya gustado amor, lo hice especialmente para ti.

Le sonrío — gracias amor — me levantó y recojo la mesa, mientras el limpia a los pequeños y los pone en las andaderas, luego de terminar de lavar los platos y todo lo que estaba sucio me voy a la sala donde se encuentran mis tres amores, apenas voy a decir algo, cuando suena el timbre, supongo que es Javier, y no me equivoqué.

— hola Al ¿cómo estás? Buenos días — me dice él

— Buenos días Javier y ¿Eva? — le pregunto por mi amiga, creí que vendría, pero al parecer me quedare sola esta vez.

— ella fue a casa de mis padres, quieren pasar unos días con nuestra hija, así que Eva fue a dejarla, aunque estaba renuente a hacerlo mis padres la han convencido.

Él dice eso y yo no sé qué haría si me pidieran separarme de mis pequeños, para mí es una gran ventaja ser la propietaria de la empresa pues no los dejo y me los llevo conmigo en este tiempo que estuve trabajando antes de regresar aquí — oh, ya veo, y me lo imagino, no es fácil separarse de nuestros hijos — le digo y el asiente.

— lo sé, pero Victoria nació en Milán, y mis padres la ven de vez en cuando solo quieren convivir con su nieta, antes de que regresemos a Milán.

— bueno en eso tienes razón, bueno no los entretengo mas, diviértanse — les digo, Max se acerca a mi y me da un beso, mientras Javier ya lo espera — vuelvo en un rato ¿estas segura de quedarte sola con los niños? — lo miro a los ojos — no confías en mi o que, son mis bebes, claro que se cuidarlos no lo crees — él ríe — no te enojes, si lo haces, me veré en la obligación de arreglarlo esta noche — me dice, con una sonrisa pícara. El se da la vuelta y sale de la casa.

Suspiro y me distraigo con los niños, ellos balbucean, su modo de platicar entre ellos me causa algo de gracias, después de un rato de andar tras de ellos, Alexander comienza a llorar y tallar sus hermosos ojos, eso significa que tiene sueño y cuando uno empieza, comienza la otra.
Preparo rápidamente un biberon para Alexander, mientras alimento a Ariana y la arruyo para que duerma, nadie dijo que ser madre es fácil pero amo con todo mi corazón a mis hijos y no los cambiaría por nada del mundo, Ariana empieza a dormitar, enciendo la televisión en un volumen bajo, están acostumbrados al ruido, así duermen mejor y realmente no se porque. Ariana se duerme, y la deposito con cuidado en la cuna que Max puso aquí en la sala, para ellos. Después tomo a Alexander y le doy de comer mientras empieza a dormitar, antes de que duerma tocan de nuevo el timbre y yo me preguntó quién es, según yo no espero a nadie, y vaya sorpresa que me llevó, cuando veo a mi amiga Carolina.

— Carolina — le digo sorprendida, pero la noto algo extraña — anda pasa no te quedes ahí, espera un momento — le digo yo, por suerte Alex se ha quedado dormido ya, y lo pongo junto a su hermana, bajo la atenta mirada de mi amiga.

EL CONTRATOWhere stories live. Discover now