Memorias de Xanardul: Las escogidas [#1]

Especial de Halloween 2020 [Parte 1]

Alabama, 1969

Tal vez no debieron tomar ese desvío en la autopista de noche. Tuvieron prisa de llegar a la ciudad, pues era su deber presentarse para enlistarse en el ejército. No discutieron sobre la ruta, Abish y las chicas solían confiar en Matt al volante. Todas estuvieron de acuerdo en evadir la autopista, pues hubo un accidente con un camión de gasolina y nadie podía pasar por allí. Ellos no conocían la zona, todo aquello era un terreno inexplorado rodeado de bosques y montañas. Pero había una ruta, les dijo el sheriff, un camino alterno y señalizado que pasaba por algunos pueblos pequeños. No se lo pensaron mucho, la prioridad era llegar a la ciudad al amanecer.

Solo que la ruta indicada resultó estar un pésimo estado, y con una iluminación que daba mucho que desear. Esa noche la luna estaba llena, pero las nubes la cubrían de rato en rato, dejándolas en la completa oscuridad. Llevaban casi una hora por ese camino, y aunque al principio pensó que todo sería rápido y fácil, pronto se inquietaron. Los pueblos que mencionó el sheriff local no eran otra cosa que casas con las luces apagadas, y no vieron a una sola persona, ni un negocio. Como si se tratase de pueblos fantasmas. La sensación de estar perdidas en la nada se hacía cada vez más fuerte, y aunque al principio se lo tomaron a la broma, pronto el silencio se hizo incómodo. Los únicos acompañantes en ese camino eran las sombras de los árboles.

—A este paso nunca vamos a llegar —murmuró Alicia, desanimada.

Fue la primera en hablar por buen rato. Y habló con miedo, con incomodidad. El silencio no solo era tenso, también parecía ocultar otra cosa. Abish no solía creer en esas estupideces, pero podría jurar que se sentía observada. Que tras esos árboles no solo había sombras, sino algo más. Vamos, tal vez algunos animales. No podía ser otra cosa.

—El peor Halloween de la historia —agregó Sam. Y Abish no pudo darle la contra.

Le hubiera gustado pasar la noche de Halloween bebiendo en alguna fiesta, pero eso era importante. Si no se alistaban en el ejército, nunca podrían ir a Vietnam a defender a su país del comunismo. Ella necesitaba hacerlo, puede que no la integraran como soldado, pero se sentía muy capaz de disparar. Como enfermera estaría bien, eso bastaría. Lo que sea por su país. Eso bien valía sacrificar la última noche de Halloween en América.

—¿Han visto algo? Luces, algún poblado, qué sé yo —les dijo Matt—. Llevamos buen rato en subida por la cuesta, eso ya no me gusta nada.

—¿Crees que estamos perdidas? —Le preguntó Abish, y este no se atrevió a contestar. Lo cierto era que hace buen rato no veían ningún cartel ni nada para guiarse. Quizá Matt se desvió y no se dio cuenta. Tal vez solo se estaban internando en un lugar que los alejaba de su destino y los llevaba al peligro.

—¿Tienes miedo? —Preguntó él intentando bromear. Pero sí, lo tenía. Todas lo tenían. Tal vez hasta el mismo Matt.

—No seas idiota, no le tengo miedo a la guerra, menos a un bosque de Alabama...