Capítulo 21

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Naruto se despertó después de un sueño agradable por primera vez desde que empezó la guerra, casi le resultaba extraña la sensación de estar bien descansado y no en el estado irritable que había desarrollado en los últimos días debido a los escuetos descansos de pésima calidad que había tenido.

Y, pese a que se sentía bien, algo le decía que hoy no iba a ser un buen día, no sabía qué era, simplemente una pesadez en sus tripas, o una picazón en la parte posterior de su cabeza; no era fácil de identificar, pero estaba ahí, eso era seguro.

Mientras se duchaba, se dejó ir en su mente, perdiéndose en sus pensamientos y preocupaciones: desde la guerra en la que participaba, los posibles movimientos de sus "aliados", los de sus enemigos; cómo se comportaría el "supervisor" de este torneo, aquel falso sacerdote; y por último, el Master que había estado metiéndose con su mente en sus sueños los anteriores días, realmente disfrutaba imaginando todo lo que le haría una vez le hubiera sacado los secretos de su Taumaturgia, oh, las posibilidades.

Mientras estaba ocupado preparando su desayuno, notó distraídamente que aquella magus de la familia Fraga ya se había marchado, seguramente ayer por la noche; se encogió de hombros con indiferencia, no era cómo si le importara, había sido muy claro con ella, iba a cobrar la deuda, y la encontraría para ello.

Poco después Jalter apareció por el pasillo, adormilada, vistiendo una de sus camisas, que le quedaba excesivamente grande, y su ropa interior, nada más; se giró hacia él y parecía tener la intención de saludarlo, pero antes dejó escapar un gran bostezo, algo que la hizo parecer adorable a sus ojos; se restregó un poco los ojos con la manga de la camisa y se sentó en la mesa, refunfuñando y olvidando saludar apropiadamente.

Realmente ver a su Servant actuar cómo si fuera un gato fue realmente divertido; ciertamente se había acostumbrado a esa escena, pero igualmente conseguía sacarle alguna que otra carcajada ahogada; no recordaba cuándo había empezado a ocurrir, pero sí recordó que le resultó chocante que alguien tan fuerte cómo Jeanne tuviera ese comportamiento por las mañanas.

Ahora, en su situación, cualquiera pensaría que pasaría todo el día haciendo planes junto con su compañera, diseñando formas horribles de matar a todos sus rivales y alzarse victorioso, tomando su premio sobre sus cadáveres mutilados.

Bueno, eso sería un error, pese a esa sensación persistente que estaba serguro de que era un mal augurio, él tenía todos los cabos bien atados, al menos según su percepción, y prefería pasar el tiempo enseñando a Jalter lo que pudiera sobre el mundo humano moderno, usando eso también para separar su mente de todo el asunto de su dudosa ascendencia, que era algo que todavía le costaba creer.

Así que, terminando de servir los dos platos de desayuno, nada excesivamente complicado, bueno, realmente nada complicado: era un tazón de ramen que había preparado el día anterior, no se podía evitar, el ramen era la única adicción que se permitía; tal vez fue porque le traía de vuelta algunos de los escasos buenos recuerdos de su infancia, tal vez porque sentía más cerca a aquel amable cocinero y a su hija; sea cómo fuere, el hecho era que lo disfrutaba, y su Servant también parecía hacerlo, si se juzgaba por la velocidad con la que devoraba su plato.

- Así que Master ¿Qué habías pensado para hoy?- le cuestionó la mujer de ojos dorados con curiosidad, la verdad era que el tiempo que había pasado en el mundo humano desde su invocación había sido agradable, y no tenía quejas al respecto, sin duda lo estaba disfrutando del tiempo con su Master, y tenía pensado aprovecharlo al máximo, antes de destripar a sus enemigos y alzarse con la victoria, claramente.

- Nada en especial, pensaba enseñarte más sobre este mundo, y tenemos una gran herramienta para eso- respondió señalando el televisor- me ayudó a comprender muchas cosas sobre las que tenía dudas en su momento, y es ciertamente entretenido- explicó con una suave sonrisa.

Hijo de la BrujaWhere stories live. Discover now