Capítulo 2

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Un nuevo día amaneció, cómo de costumbre, Naruto, de ocho años, se despertó tarde, no había nadie que lo regañase por ello de todas formas.

El joven realmente no tenía mucho que hacer por las mañanas, pues no había podido ingresar en la Academia Ninja, que sería lo que lo mantendría ocupado; tampoco tenía amigos con los que jugar, excepto Itami, y ella tenía que asistir a la Academia; y realmente no apreciaba pasar tiempo con sus hermanos pequeños, así que ellos estaban fuera de la lista, de todas formas, estarían demasiado ocupados siendo entrenados y mimados por sus padres.

Realmente no tenía nada contra ellos, ni siquiera le disgustaban, simplemente no sentía aquel sentimiento de hermandad del que la gente hablaba, de la misma forma que no sentía un apego especial hacia sus padres.

Menma era un niño enérgico y algo abobado, pero de buen corazón, pese a que el ser mimado tan constantemente podría cambiar eso; ambos no se llevaban bien por algún motivo que ninguno podía discernir, simplemente sus personalidades chocaban y no se agradaban mutuamente.

Mito era un caso...extraño, cómo su hermano era muy enérgica y de buen corazón, pero también solía comportarse de forma algo obsesiva con respecto a él; no sentía desagrado por ella cómo sí lo hacía por Menma, es más, podría decirse que hasta le tenía un poco de cariño, pero siendo francos, en sus ratos libres la niña era muy pesada, siempre pegada a él de forma que parecía su sombra; tal vez esto no sería un problema entre hermanos con un fuerte vínculo, pero este no era su caso.

Suspirando, se vistió con una camisa blanca sin adornos y unos pantalones cortos de color azul, ya encontraría algo que hacer durante el día, por lo menos hasta le fiesta de cumpleaños de sus hermanos.

Esa era otra diferencia que tenía con ellos, él jamás había celebrado un cumpleaños, o recibido algún regalo que no fuese de Itami, pero, después de unos años, terminó por acostumbrarse.

Bajó al primer piso y comprobó que no había nadie, debían estar en el campo de entrenamiento privado del que disponían por ser la familia del Hokage, o habían ido a pasar el día fuera; sea cómo fuere, a él le daba igual.

Cogió algo de pan y embutido para desayunar, y salió de la casa; odiaba quedarse encerrado todo el día.

El camino que hacía fue igual que siempre, fuera dónde fuera recibía las mismas miradas de superioridad, y escuchaba cómo la gente hablaba a sus espaldas; pero, cómo de costumbre, ya había aprendido a ignorarlo y no sentir incomodidad por ello.

Se dedicó a pasear por la aldea durante un rato, mientras pensaba en qué hacer hasta la hora de la comida; finalmente resolvió ir a la biblioteca, uno de los pocos sitios dónde nadie lo miraba por encima del hombro y tenía un mínimo de libertad.

Llegó y, cómo siempre que iba, paseo de pasillo en pasillo recogiendo los libros que creía que le serían útiles, descartando obviamente aquellos sobre el Chakra, ya que le serían completamente inútiles.

Cogió libros de diversas temáticas: Medicina, Estrategia, Artes Marciales, Historia, Biología, Matemáticas y algunas obras literarias para leer en sus ratos libres; ya que ese era uno de sus pasatiempos, uno bastante inusual en una Aldea Oculta, pero ¿desde cuándo era él normal?.

Con su selección completa, caminó hacia una de las mesas disponibles, apoyó los libros y se sentó, antes de agarrar uno al azar y comenzar a leerlo.

Las siguientes horas las pasó sentado cambiando eventualmente de libro y levantándose a cambiar algún otro; cerrando el último libro, suspiró y miró a su alrededor.

Hijo de la BrujaWo Geschichten leben. Entdecke jetzt