Capítulo 19

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- Entiendo- comenzó a decir el rubio, ignorando deliberadamente a su Servant, estaba muy interesado en lo que podía saber esta mujer- ¿Quién respondió tu convicatoria para esta guerra?- preguntó.

- El hijo de la luz de Irlanda, Cú Chulainn- respondió firmemente, de todas formas no había nada que pudiera hacer, ya no era una participante, y no podía cambiar eso aunque quisiera.

- Así que ese molesto Lancer era tu compañero- habló por primera vez la mujer de ojos dorados, con un tono molesto, ciertamente, en el poco tiempo que hbaía conocido a su Servant, ella podía entender su molestia, ese hombre tenía la cualidad de meterse debajo de la piel de las personas.

- ¿Qué será de mi? No creo que me hayáis salvado simplemente para matarme- les preguntó directamente, en esta situación parecía ser el mejor enfoque, si sus intenciones fueran perversas, siempre podría suicidarse forzando la activación de una de sus runas.

-Eso es para que mi Master lo decida- dijo la mujer de forma arisca, causando que el hombre la mirase de forma cansada, aguantándo las ganas de pellizcarse la nariz.

"Está realmente enfadada" se dijo a sí mismo, realmente no pensó que su compañera se hubiera molestado tanto, tal vez era la relación de esta mujer con ese molesto hombre, o eran celos; realmente no quería saberlo.

- Eres libre de marcharte, sólo recuerda que me debes por salvar tu vida, y vendré a cobrar esa deuda- le respondió Naruto antes de darle la espalda- y cuándo sea ese día, lo sabrás- con esas palabras la dejó sola, seguido por Avenger.

- Eso fue mejor de lo que había esperado- murmuró la mujer pelirroja, claro que las palabras sobre su deuda fueron preocupantes, pero estaba tratando con un magus, eso era lo menos que se había esperado.

- Master, necesitas descansar- le dijo la mujer de pelo blanco, con preocupación, haciendo que él la mirase a los ojos algo sorprendido- no eres tan bueno para esconder las cosas cómo piensas, sé que no estás durmiendo bien, y en una batalla eso puede jugarnos en contra-.

Naruto se quedó estático, mirando a Jalter fijamente, no se esperaba que ella hubiese notado su falta de sueño; sin embargo ella pareció malinterpretar su reacción cuándo volvió a hablar.

- ¿Es por el ciclo de los sueños?- le preguntó con voz algo aguda, cómo si estuviera haciendo un esfuerzo por mantenerla entera.

- No- respondió, haciendo que ella liberara un suspiro que no sabía que contenía- creo que debo haber estado manejando más de lo que debería desde que esto comenzó, de todas formas ahora que la guerra ha empezado oficialmente ya no asisitiré a la Academia, así que me aseguraré de descansar apropiadamente, no debes preocuparte más por eso- terminó de hablar, tomándola por los hombros, lo que causó que ambos se sonrojasen débilmente y se separasen de forma rápida.

- Gracias Master, me alegro de oír eso- agradeció sinceramente, ella de verdad se preocupaba por él, aunque seguía teniendo un conflicto interno respecto a eso.

- No tienes por qué agradecerme, en cambio, debería ser yo quién apreciase tu preocupación, eres una buena amiga Jeanne- le respondió, realmente no le gustaba esconderle cosas, pero había decidido que esos sueños eran algo con lo que lidiaría por su cuenta.

Jeanne se quedó allí, viendo cómo su Master se dirigía a su habitación, todavía procesando lo que acababa de escuchar.

"Me llamó amiga, no Servant, no compañera, ni herramienta, sino amiga" se dijo a sí misma, tratando de discernir cómo se sentía entre toda la marea de emociones en conflicto que la embiragaba cada vez que el asunto tenía que ser con su invocador.

- Kotomine ¿sabes ya cómo vas a tratar con estos nuevos inconvenientes?- le preguntó el hombre de armadura dorada, aunque por su tono parecía más una exigencia que una pregunta.

- Sí, su Majestad, tengo un plan para lidiar con esa Falsa Doncella Santa y su inusual Master, uno que estoy seguro que lo complacerá cuándo lo vea llevarse a cabo- le respondió con una sonrisa confiada al hombre, cuyos ojos rojos se afilaron, mostrando que creía nada de lo que le estaban diciendo, aunque enseguida volvió a su sonrisa arrogante habitual.

- Eso espero, por tu propio bien, Zashu- dijo, más cómo una sentencia que cómo un hecho, antes de volver a la oscuridad, dejando sólo al falso sacerdote.

Kirei suspiró de alivio cuándo la presencia de su "asociado" se desvaneció, ciertamente era un aliado incalculable y poderoso, pero por su personalidad era infinitamente difícil de manejar, y eso lo convertía en un peligro, uno del que también se libraría si todo se desarrollaba de acuerdo a su plan.

Sin embargo, debía ser cuidadoso, no quería cruzar al Rey de los Héroes antes de que todo estuviera listo para hacerlo caer, si lo hacía, su muerte no sería una posibilidad, sino una certeza.

Desde su bola de cristal, Morgan Le Fay se encontraba observando Kotomine Kirei y a Gilgamesh mientras tenían su conversación, y soltó una dulce risa melódica, de verdad esos idiotas eran divertidos, creyendo que dos seres inferiores cómo ellos podrían acabar con su pequeño, cuándo ni siquiera podían trabajar juntos sin empezar a tramar apuñalarse entre ellos.

- Pobres idiotas, me gustaría ver sus caras cuándo comprendan lo que están enfrentando; están amenazando lo que es preciado para mi niño, y pronto sabrán lo que significa despertar la cólera de un dragón- se dijo a sí misma, de verdad que la divertía la situación.

Entonces cambió la escena para volver a ver a su hijo, lo encontró durmiendo pacíficamente, y suspiró por lo adorable que le resultaba.

- Muy pronto nos veremos mi niño, no puedo esperar mucho más, te prometo que te compensaré todo el dolor que mis errores te han causado, haré cualquier cosa por ti- le prometió a la imagen de su hijo.

Entonces, una enorme sacudida afectó al templo, seguida por un gran pico de energía mágica; sorprendiendo a la bruja que moraba en el lugar, que miraba su bola de cristal en busca de una respuesta sobre lo que estaba pasando.

Lo que vió la dejó sin palabras, y ciertamente deseó no haber buscado el origen de aquél fenómeno.

- No puede ser... tú no...- dijo con voz quebrada mientras intentaba aguantar las lárgimas, fallando miserablemente.

Shirou Emiya y Tohsaka Rin habían salido a patrullar la ciudad en busca del misterioso Servant que había estado atacando a la gente, Rin creía que se trataba de Caster, pero el resto de su grupo no lo tenía tan claro, pues un magus no habría dejado tantas pruebas de su actividad.

Ambos, acompañados por sus Servants, se encontraban volviendo después de hacer su ronda, cuándo de la nada Archer decidió materializarse, algo que les llamó la atención, pero el hecho de que él invocó su arco y Saber se puso en guardia fue lo que los alertó.

- ¿Qué...- comenzó a preguntar Emiya, pero una voz aguda lo interrumpió.

- Onii-chan, veo que me hiciste caso y lo invocaste ¿no es así?- preguntó, la dueña de la voz resultó ser una niña pequeña, de piel y pelo blancos, ojos rojos y vestida con un abrigo de invierno de color morado, dándole la apariencia de ser una pequeña hada- Estoy muy orgullosa de ti por lograrlo, de esta manera será más divertido- volvió a hablar, dando un pequeño salto con felicidad, y mostrando una gran sonrisa feliz.

- Einzbern...- gruñó Rin, observando a la persona que les estaba cortando el camino con cara de pocos amigos- Shirou, ella es una Master, no dejes que te engañe- le avirtió a su compañero, causando que la sonrisa de la niña pasase de feliz a siniestra.

- Eres molesta, pero no es contigo con quién quiero luchar- dijo la niña con desprecio, antes de volver su mirada hacia Shirou- Es a ti a quién quiero, Onii-chan ladrón- esta vez no parecía feliz, sino terriblemente enfadada- Berserker mátalo- ordenó a la figura que se encontraba a su espalda, envuelta en sombras, y que había pasado desapercibida hasta ahora.

Entonces, soltando un rugido más animal que humano, la figura avanzó a una velocidad humanamente imposible hacia sus objetivos, con la intención de cumplir las órdenes de su Master a cualquier precio, matar a quien se había designado cómo su objetivo, de una forma u otra.

Hijo de la BrujaOnde histórias criam vida. Descubra agora