22. Fuera máscara.

62 7 8
                                    

Somos primos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Somos primos.

Somos primos.

Somos primos...

Esas palabras me golpean repetidas veces como patadas al estómago, casi dejándome sin aire. No logro procesar nada y de repente mi mente se encuentra tan nublada que no me sorprendería que confundiera la palabra carro con pollo.

Miro a Jace y escruto minuciosamente su rostro como buscando algo que me permita establecer algún tipo de relación, sus perfiladas mejillas, sus cejas pobladas y esos posos mieles que parecen confundidos.

No guarda ningún parecido con Leila quien apenas le llega a la mitad del hombro, sus rasgos no son tan marcados, sino que por el contrario presenta un rostro pequeño y redondo. Ni siquiera la piel es parecida, Jace es blanco pero no llega a ser pálido, es más, pareciera como si tuviera un ligero bronceado natural. En cambio ella es pálida en exceso y sus mejillas rara vez tienen color.

Siento como unas manos fuertes me sacuden ligeramente y veo a Jace gesticulando algo con los labios que no logro descifrar, las palabras parecen lejanas. De repente vuelvo a la realidad.

-¡Hey! ¿Pasa algo? Te pusiste pálida de pronto, parece como si hubieras visto un fantasma.

-Estoy bien, es solo que... no me esperaba eso- esto último lo susurro y me aclaro la garganta- Creo que debe ser porque no he comido nada de sal desde muy temprano, desde que llegue solo he comido dulces y bebido refrescos- bueno al menos esto último es verdad.

-¿En serio solo es eso? Reaccionaste raro después de que te dije que Leila era mi prima.

-Sí, claro. Es solo que me sorprendió un poco...ustedes no se parecen mucho. Pero no es nada, creo que iré a buscar algo de comer.

-Mejor iré yo, parece como si en cualquier momento fueras a vomitar o desmayarte y Jackson también me está llamando así que no es problema- miro a donde señala y noto que en efecto su amigo le hace señas con la mano.

-Está bien, gracias- me da una sonrisa cálida y me sorprende como me reconforta pero sin embargo no es suficiente para para calmarme por completo.

Se va y yo me quedo sentada y tan rígida que siento que cuando me mueva voy a necesitar aceite.

Oh...tal vez no.

Una masa cae sobre mí haciendo que me vaya hacia atrás dando contra el suelo y abrazándome tan fuerte que siento que mis pulmones explotarán, siento una rama enterrándose en la parte baja de mi espalda y suelto una queja de dolor mientras me sacudo con frenesí tratando de quitarme el simio que tengo encima.

-¡Jossie!- el grito perfora mis tímpanos.

Estupendo, no solo voy a morir asfixiada sino también sorda.

-Mike...no p-puedo respirar- logro decir.

-Oh, perdón- se aleja lentamente y luego me ayuda a levantarme.

El deleite de tu peligrosa miel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora