(En proceso).
"Hay personas que son una brisa primaveral; otras, una tormenta sin fin. Pero cuando eres fuego, contaminas el aire del primero, y con el segundo, la guerra nunca terminará".
Josselyn Brown sueña con tener unas vacaciones perfectas con...
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Doble actualización. Hay un capítulo nuevo antes que este, por si Wattpad te trae aquí primero ❤.
–Muy bien, ¿así que me dices que recordaste algo muy importante?
Recibo el té de manzanilla que me tiende una joven y asiento. Tomo un sorbo antes de hablar y poder cortar la tensión que se percibe en el aire.
–Sí, es algo... Bueno, probablemente no sea nada, pero no hemos probado con nada relacionado con esto y este...– capto que me miran impacientes así que voy directamente al grano– Mi papá inventó una canción para mamá, en realidad era solo una estrofa, pero eso no es lo importante. El caso es que con el tiempo me la empezó a cantar para dormir a mí y este... solo lo hacía con nosotras, nadie más sabía de ella.
–Tiene sentido, algo así es más probable que sea recordado por una niña de siete años.
Sí, claro. Debería ser más probable.
Damas y caballeros, pónganse cómodos y prepárense, porque el Señor S querrá aniquilarme por lo que voy a decir a continuación.
–Eso muy cierto– le doy una sonrisa inocente y él se lleva la mano a la frente presintiendo lo que se viene– Excepto por el pequeño detalle de que no recuerdo la letra– me balanceo de un lado al otro con las manos en la espalda.
Por milésima vez Peter rueda los ojos por mis estupideces y yo estoy tentada de hacerme lo mismo, seis pares de ojos me miran y yo siento que me están disolviendo en ácido.
–Sí, lo sé. Lo siento, fue un flashback, pero no lo recuerdo todo con claridad. Está escrito en mi diario de pequeña... en nuestra antigua casa en San Francisco.
–¡Dios! Dime que estás bromeando– Robert me observa y al notar que en efecto no es una broma se gira hacia la mesa llena de agentes que han permanecido en silencio, fija su atención en Peter– Bien, no hay porque alterarnos, tenemos autorización para ingresar a ella porque es material de investigación. ¿Dónde dices que está ese diario tuyo?
–Dentro de mi armario, debajo de una tabla en el suelo, la que tiene un corazón hecho con marcador.
–Ya lo oíste, Peter. Puedes elegir dos o tres acompañantes, te mandaré la dirección.
–Con el debido respeto, señor. No pienso ir a buscar un diario infantil.
*
Al día siguiente el pequeño cuaderno lila está en mis manos, mientras Peter murmura que deberían de subirle el sueldo.
–Te aseguraste de ser discreto. ¿Verdad?
–Por supuesto.
Ojeo el cuaderno ignorando mi mala caligrafía y como a veces mis escritos se resumían en patéticos "querido diario: hoy empujé a Tania por la colina".
