Capítulo 42: "Si fuera..."

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Corro por los pasillos evitando no caer gracias al gran yeso en mi pie herido. Las muletas son una mierda, es difícil manejarlas y no puedes mantener muy bien el equilibrio.

Mi pecho se estrella contra un pecho duro, logrando que todos mi libros cayeran al suelo. Y junto a ellos mi corazón también.

—Lo siento. —se disculpa el chico contra el que impacte.

—Fue mi culpa. —intenté agacharme a recoger las cosas.

—Quédate allí. —sus manos me detienen, y el que agacha, es él, para recoger todos los libros en el suelo.

Observo con atención como sus manos recojen las cosas, y no puedo evitar soltar un pequeño suspiro al recordar en que parte de mi cuerpo estuvieron sus estupendas manos...

—Gracias, JJ.

—Descuida. —me extiende mis cosas, y mi pecho se hincha al sentir como sus manos rozan las mías.

Veo como se aleja poco a poco, y solté un suspiro.

Me siento totalmente vulnerable cuando lo tengo cerca, y más aún si recuerdo lo que pasó hace cinco días en esas regaderas el día del partido de football.

Sacudí mi cabeza, y me dirigí directamente al salón en donde la profesora Kramer nos espera a todos para repartir las calificaciones del examen.

La profesora comenzó a pasearse por cada banco, mientras dejaba unas hojas en las mesa. Mordí mis labios con fuerza, y retuve la respiración cuando Kramer dejó mi hoja en frente mío. Me daba pavor observar la calificación. Tomé valentía, y levanté la hoja poco a poco. Achiné mis ojos, y observé con cuidado aquella calificación. A+.

Solté un grito de alegría, y besé la hoja.

Por fin vi algo que me alegró.

                               .[...].

Odio fingir. Y odio ver como los demás fingen también. Odio ver cómo todos fingen tener una vida perfecta, cuando en realidad su vida se está cayendo a pedazos. Odio ver cómo estoy fingiendo no morir de celos cada vez que Shelby le roba besos a JJ.

No quise venir a esta estúpida fiesta.

Todo el maldito tiempo siento que le debo algo a Aless. Tal vez porque sé lo paciente que él es conmigo, y yo soy una maldita idiota que deja que su amigo me masturbe. Tal vez porque la culpa me carcome, y siento que haciendo cosas que a él le gusten, ya no estoy siendo tan mala.

Aunque en realidad yo siga siendo una mierda.

—¿Quieres irte? —pregunta Aless a la vez que toma mi mano.

—No. —fingí una sonrisa.

—Iré un momento con los chicos, ya vuelvo. —besó mis labios antes de dirigirse al grupo de chicos en una esquina.

Tomé el vaso de cerveza, y le di un gran sorbo. observé por quinta vez como el reloj marcaba las tres de la mañana. Solté un suspiro y sacudí mi cabeza.

Salí de aquella casa con pasos lentos, y sonreí al sentir el aire fresco chocar contra mi rostro. Hoy era una noche bastante fresca.

Un invernadero pequeño y abandonado en el fondo del jardín trasero, llamó mi atención, y no dudé en dirigirme hacia allí. Abrí las puertas de madera, y una gran cantidad de flores coloridas me recibieron. Caminé hacia ellas, y acaricié una rosa de color blanca, que se encontraba rodeada de otras flores muertas y sin vidas.

—Así es como te veo a ti. —una voz llama mi atención.

Pegué un salto gigante, y me volteé repentinamente. Sentí un alivio al encontrar a JJ sentando en una banca, con sus manos sosteniendo una botella de alcohol.

Tenemos Un Trato. [Completada]. Onde as histórias ganham vida. Descobre agora