Capítulo 41

1.2K 47 4
                                    

*** NARRA HELENA ***

Las 18:00.

Hoy era un día lluvioso de principios de Diciembre. El viento era bastante fuerte. Desde la ventana del salón se veía cómo las olas del mar chocaban contra los acantilados. Yo estaba sentada en el sofá tapada con una manta de lana, habían pasado dos semanas desde que Jesús estaba en el hospital, Nerea había vuelto a España y Patricia seguía cuidando de Jesús. Y Daniel, bueno, él, había mejorado bastante y se arrepentía de lo que había sucedido. Me llevaba mejor con él.

A lo que iba, estaba junto a la nueva chimenea, con una taza de chocolate caliente en la mano sintiendo cómo el calor invadía mi cuerpo. Volvía a estar sola con Dani en casa. Él estaba sentado en el otro extremo del sofá sin decir ninguna palabra. Sólo mirando la televisión. Tenía frío, estaba congelado, tanto en alma como en cuerpo. Veía la tristeza en sus ojos, el odio y la desconfianza. No podía permitir que cayera en otra depresión.

-Dani, ven aquí. -Le dije amable. Él se acercó y yo le tapé con la misma manta que me cubría. Apoyó su cabeza en mi hombro. -Yo te perdono, sé que no lo hiciste a posta, que en esos instantes estabas enfadado y tenías que desatar tu rabia de alguna forma. Yo no quería causar problemas entre vosotros. Sois dos, no uno...

Él me abrazó con más fuerza y después me dijo:

-¿Enserio? Gracias, gracias, graciaaas. Es que no sé que me pasa... No me puedo imaginar que esteas con otro chico que no sea yo, y, me pongo celoso. Lo siento, intenté olvidar, pero salió mal.

-No importa, yo aún te quiero a ti también. -Le acaricié la mejilla y me sacó una sonrisa. Siempre me saca una sonrisa, al final tenía razón. Creo que ninguno de los dos había olvidado. Daniel no tiene ningún problema y estoy dispuesta a hacer lo que sea con tal de que esté feliz, necesita alegría.

Iban a dar las nueve de la noche y seguíamos allí sentados en el sofá.

-Oye -Le dije en un susurro, Dani se había quedado dormido. -¿Jugamos a un juego? -Vaaale, admito que me aburría bastante para llegar a estos extremos.

-¿Qué? -Dijo medio dormido.

-Que si quieres jugar a un juego.

-Me parece bien. -Dijo mientras se levantaba.

-El juego consiste en que uno se esconde y el otro lo busca, después el que se esconde, tiene que escapar del que lo busca cuando éste lo haya encontrado y así seguido.

-Osea, te refieres al escondite-pilla?

-Exacto, jajaja. Vale, yo me escondo. Cuenta hasta veinte. -Le dije mientras me levantaba del sofá.

-Okeey. Unoo, dos, tres, cuatro...

Subí rápido las escaleras y me metí dentro del armario de la habitación de Daniel. Escuché decir a Daniel, "yaa vooy" e hice el mínimo ruido. Sus pasos se dirigían a la escalera. Después en el baño, abrió la puerta de la ducha, pero nada. Siguió a mi habitación, escuché abrirse un cajón. ¿Que estará haciendo? Siguió a la habitación de Patricia, nada. A la de Jesús, y tampoco. Se rindió en la planta de arriba y escuché como se iba a la de abajo. Ni en la cocina, ni en el salón, ni en el comedor. Nada. Pero escuché sus pasos otra vez dirigiéndose a la escalera. Creo que venía hacia aquí. El corazón me latía fuerte. ¡Qué nervios! Rebuscó en los rincones de la habitación, y de repente...

-¡Ahhhh!

Escapé corriendo por toda la habitación y salí por la puerta hacia la mía, para despistarlo, me escondí detrás de la puerta y cuando no miraba me escapé otra vez a la suya. Sin darme cuenta, me había cogido y tirado en la cama. Yo no paraba de reírme y el corazón me iba a cien. Juntó nuestras manos, él me aplastaba, pero me daba igual. Nunca había estado tan cerca de él. Era una sensación nueva y contagiosa. Cuando me di cuenta, nuestros labios estaban juntos, y me sentí la chica más felíz del mundo. Éstos se separaron y él me dijo algo.

-Sabía que pasaría. -Me estaba mirando a los ojos. -Hace mucho tiempo que no me fijaba en el escaso verde de tus ojos. Siempre me gustaron...

-No-no sé que decir. -Dije ruborizada. Y admito que me estaba volviendo a enamorar como antes, siempre supe que él era perfecto, ssobretodo encantador.

De repente timbran abajo. Dani se levanta de encima mía y baja las escaleras. Escucho la voz de una chica, tiene acento francés. Me levanto de la cama y voy a la ventana. Abajo se ve aparcado un porche rojo que reluce. Debe de ser famosa, y tener dinero. Oigo cerrar la puerta y Dani me llama desde abajo para que valla.

Bajo las escaleras y veo que Daniel tiene una sobre en las manos, es blanco, de tela, y tiene un broche rojo.

-¿Qué es? -Pregunto acercándome a él.

-No lo sé. -Lo miro, y está sorprendido. Se sienta en una de las sillas de la cocina y lo abre.

-Oh dios, que papel tan liso... -Me quedo asombrada con la calidad de la hoja.

-Leelo tú. -Me dice. Le cojo la carta de la mano y lo leo.

Querido Daniel Oviedo Morilla,
Le comunico que usted está invitado a asistir a la fiesta de cumpleaños de Lunna Déesire, que como ya sabe, es una famosa, y cuando digo famosa me refiero a famosísima actriz francesa, además de cantante, productora y modelo.
El evento tendrá lugar a las 20:00 horas en el Palace Staité (A 20 km del museo Louvre). Tiene el permiso de traer a una persona consigo. Y todos tendrán que vestir de gala junto con un regalo por persona. Cada cosa será recompensada.

                    Atentamente, Lunna Déesire

¡Wooooow! Esa era la mujer que entró antes en casa. Sí, sí que debe de ser famosa. Me quedé alucinada, enserio.

Creo que Dani no se lo esperaba. ¿Me elegirá a mí para ir a la fiesta con él?

*

*

*

¡Holaaaa! Siento no escribir antes, es que se me bloqueó el Wattpad y no pude :(
Pero para recompensarles, les prometo que en el próximo cap la cosa se pondrá más interesante jajaja.
Bueno, una última cosita, gracias por los leídos, y espero que vayan a más, y también gracias por los votos y comentarios que dejan.
¡Feliz semana!

PD: Me gustaría saber una cosa jeje, ¿Qué prefieren, #TEAMDANI o #TEAMJESUS? Xd.

Pequeños Recuerdos「JD」Where stories live. Discover now