Capítulo 51

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Al día siguiente me desperté a causa de un ruido bastante molesto que provenía del salón de la casa.

Se escuchaban pasos fuertes y cancioncitas de capamento militar.
Decidí levantarme y ver lo que pasaba, y cuando entré en la sala, la verdad, no me esperaba lo que había. ¡Era el colmo!
Lunna y Dakota estaban vestidas a lo militar con rayas negras pintadas en la cara y botas altas. Firmes y rectas me esperaban en la puerta del salón sin decir ni una palabra. Os juro que me había quedado con la boca abierta y no pude tirarme al suelo a morirme de la risa por respeto a su vestimenta. ¿Qué es lo que tenían planeado estas?

-Querida Mami -dijo Dakota muy seria.

-Mami no, Lissa -le susurró Lunna. Dakota aún no sabe lo que me está pasando, es muy pequeña.

-Lissa Oveau, hoy hará lo que nosotras le digamos. -Siguió Dakota.

-Venga chicas, ¿qué estáis planeando? -Me apoyé sobre la pared.

-Mami, mañana es Navidad... -Dakota se entristeció.

-¿Qué? No puede ser... -Fui hasta la cocina para coger el calendario. -¡Mañana es Navidad! ¡Hoy es 24!

Me alegré bastante, hice todo lo que se me ocurrió en ese momento para volver a ver esa sonrisa tan preciosa que iluminaba la cara de mi hija.

Todas empezamos a aplaudir y cogí a Dakota en brazos.

Me vestí con unos jeans rotos, un jersey amarillo que me quedaba un poco grande y unas New Balances verdes. Cogí el bolso de la mesa de la cocina y me llevé a Dakota a comprar los adornos mientras Lunna iba a por un árbol de Navidad. Después iríamos a por la comida.

Llegué con Dakota a los grandes almacenes, todo estaba abarrotado de gente, no había espacio para moverse, supondría que sería por las compras de última hora, asique me puse en marcha.

-Dakota, ataca. -Le ordené.

Cogí un carrito y Dakota empezó a meter cosas en el carro, no sabía muy bien lo que estaba metiendo, pero después lo revisaría, el plan era atacar a todas las cosas que pudiéramos coger.

Íbamos corriendo por todos lados como locas, parecía una carrera de supermercado para ver quién llegaba antes a la caja registradora.

-¡Auuch! ¡Lo siento! ¡Perdón! -Iba diciéndole a la gente que chocaba conmigo. Los empleados no daban abasto. La Navidad en Nueva York era caótica, pero muy bonita, y ¿quién sabe? A lo mejor puedes tener un milagro de navidad.

Estábamos en el último pasillo de los almacenes y yo iba a coger una estrella bastante brillante para el árbol, cuando noto que tiran de la estrella desde el otro lado del pasillo. Intenté tirar de ella pero parecía imposible.

-¡Eeei que esta es mi estrella!

-No que va, la cogí yo antes. -Me contestaron. Era una voz masculina y profundamente sexy que parecía venir del lado contrario.

No era capaz de verle la cara hasta que paró de tirar de la estrella. Llegó al mismo lado del pasillo que yo y por fin pude verle.

Era alto, muy alto, y rubio, sí, rubio, con ojos azules y sonrisa intacta. No llevaba exactamente tupé, que digamos, si no que su tupé estaba de lado, hacia el lado izquierdo.

-Em, lo siento, quédate tú con ella. -Me dijo. Dakota se puso a mi lado sin parar de mirar fijamente a ese chico.

-Gracias. -Le solté. Metí la estrella en el carrito y seguí andando. -Espera,  ¡¿Calum?!

Pequeños Recuerdos「JD」Where stories live. Discover now