«Cena»

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—¿Puedes convencerlo de que venga? — dijo el pelirrosa en una llamada con la chica rubia.

—Lo intentaré, pero no prometo nada...

—Bien, al menos me siento mejor si tú lo intentas.

—Iré a verlo entonces.

—De acuerdo, gracias.

Fue así como la rubia quedó con encontrarse con el coral.

—Bien, cuéntame qué pasa. — preguntó la chica al encontrarse con el coral en un café. Se sentaron en una mesa con dos sillones frente a frente.

—¿Exactamente...?

—Oí que alguien se encontraba deprimido porque tuvo una discusión con otro alguien.

—Primero, no fue una discusión, fue un malentendido. El cuál no se resolvió... Segundo, lo que me pase a mi es solo problema mío. Naruki no tiene por qué meterse en mi vida, no le incumbe y... tampoco creo que le importe.

—De acuerdo, eso solo me da más razón para creer que algo pasa. ¿Sientes que tus problemas no importan?

—¿Por qué creería eso? Digo... tal vez lo haya sentido... pero ya no.

La chica mantuvo la mirada fija en el contrario.

—De hecho... sí. — terminó revelando.

—¿Existe alguna razón específica por la cuál empezaste a pensar eso?

—Es estúpido, pero solo lo oí. Oí que “tus problemas no le importan a nadie”. Lo pensé tanto, que me lo terminé creyendo. Por eso trato de ocultar mis pensamientos o emociones.

—¿Y pretendes poner a los demás antes que a ti mismo?

El chico bajó la mirada y se apoyó con un brazo sobre la mesa. Se sentía regañado. Pero la rubia tenía razón, estaba tratando de complacer a los demás antes que preocuparse por si mismo.

—¿Quieres hacer feliz a los demás a costa de hacerte infeliz?

—Pero me siento mal al llenar a los demás con mis problemas.

—“Los demás”, somos tus amigos, quienes son tus verdaderos amigos, siempre estarán allí para ti. Ya sea para darte consejos o simplemente escucharte. ¿Entiendes?

El chico asintió.

—¿Es por eso que te sientes así?

—No es fácil retener tantas emociones esperando a que no colapsen...

—Me lo imagino. Ya puedes dejar de fingir, no es necesario. Siempre que te sientas mal, avísame. A mí o a Naruki. No todo lo tienes que cargar solo. ¿Te parece si lo discutimos con él?

—Eso sonó a algo que diría mi madre. — rió. —De acuerdo, vamos.

Ambos chicos se levantaron y abandonaron el local para tomar rumbo a casa del pelirrosa.

✧*。 ~   。*♡

Para cuando llegaron, el coral se sentía algo nervioso. Sus manos temblaban, cosa que la rubia notó.

—¿Recuerdas cuando nos conocimos? Mejor dicho, nuestra primera interacción. — preguntó la chica.

—Nunca olvidaré aquel infierno. — rió.

—Tampoco yo, pero a lo que voy... — tocó el timbre. —Estábamos siendo tratados como la misma basura, pero con tan solo tomarnos las manos. — repitió la acción. —Sin siquiera conocernos, nos dimos apoyo.

Connected | DDLC (Genderbend)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora