«Feria»

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—¿Vamos? — preguntó la chica rubia, la cual llevaba un distintivo lazo rojo en el cabello.

Ambos chicos habían estado encontrándose en los fines de semana. En una de esas salidas, la rubia no mencionó el lugar al cual irían.

—¿A dónde iremos?

—Ya verás...

La chica tomó la mano del coral y lo llevó a una feria. Había oído hablar de ella. Acababa de inaugurar hacía tan solo unos días.
Era algo extraño para el chico, ya que no estaba acostumbrado a estar rodeado de demasiadas personas.

Recordó una conversación que tuvo con el castaño.

“M: ¿Alguna vez fuiste a un parque de diversiones?

S: Ah... No... Digo, sí, pero eran solamente ferias, nada muy grande.

M: Oh... ¿cuál era tu atracción favorita?

S: Hm... Recuerdo que había una pequeña montaña rusa. No es como si llegara hasta el cielo ni nada. Era más que todo para los niños...

M: ¿Niños?

S: Tenía 6 años la última que fui a una feria jaja

M: Ah... Yo fui hace unos meses con unos amigos. Nos subimos a la montaña rusa más alta, y cuando bajamos quedamos en el suelo por casi diez minutos.

S: Wow... ¿dan náuseas?

M: Algo así... Fue divertido. Ojalá poder volver. Tal vez cuando nos conozcamos te lleve a una.

S: ¿En serio? Wow... ¡De acuerdo de acuerdo!”

—Hace años no iba a una feria...

—Tampoco... Quería ir con alguna de mis amigas, pero ninguna quiso. Espero que no te moleste, podemos salir si quieres.

—¿Hm? No, para nada, es solo que... Es raro. — rió.

—Tú tranquilo, si te sientes incómodo, dime, ¿está bien?

—Bien.

Ambos se adentraron a la feria, hubieron unos cuantos momentos memorables. Y muchas fotos.

Como cuando fueron a la tan esperada montaña rusa. Subieron emocionados y bajaron con la cabeza y el estómago revueltos.

Se subieron al carrusel, o mejor dicho, la chica se subió. El coral solo se quedó abajo para observar. Aún tenía algo de pánico por la montaña rusa.

Compraron algodón de azúcar, se tomaron una foto que luego publicarían en redes. Encontraron una máquina de baile, en la cual se pasaron la mayor parte del tiempo. Estaba casi escondida, preguntaron al dueño de esta si podían usarla, y aceptó.

¿Acaso a nadie le gustan esas máquinas? Estuvieron horas riendo tratando de superar todos los niveles posibles.

Luego se subieron a una rueda de la fortuna, en la cual también se tomaron unas cuantas fotos.
Y no olvidar el karaoke, definitivamente ese fue el momento más divertido del día.

Se estaba haciendo de noche. La máquina de baile los había dejado exhaustos, así que simplemente salieron de la feria y se despidieron.

—¡Gracias por acompañarme! Fue muy divertido, en serio.

—No hay problema, también creo que fue divertido... Y cansado. — rieron.

—Tendremos que repetir esto. Hasta entonces... Me tengo que ir. — sonrió.

—Igualmente. Ya está anocheciendo, ten cuidado, ¿sí? — correspondió la sonrisa.

—Sí, está bien, de todos modos vivo cerca.

—Bien, entonces, nos vemos otro día.

—¡Nos vemos!

Cada quien volvió a su hogar, y se asearon.

—¿Dónde estabas? — preguntó el chico pelinegro asomándose al cuarto del coral.

—Ah, salí con una... amiga.

—Uh... ¿Amiga? — rió.

—Já, sí, solo amiga.

—Hm... Bien, te creeré... Por ahora. — dijo el chico volviendo a su habitación haciendo que el coral riera.

Este subió las fotos a instagram y etiquetó a la rubia.

Una foto en la que ambos chicos se daban la espalda y cada uno sostenía su propio algodón de azúcar.

Una foto en lo alto de la rueda de fortuna en la que hacían el símbolo de paz con las manos.

Videos de ellos bailando y cantando mientras se divertían.

Y finalmente una foto en la cual ambos hacían un corazón con sus brazos.

Había sido la tarde más divertida y alegre de su vida. No había duda alguna.

—¡No olvides que hoy te toca preparar la cena!

—¡Cállate! — se quejó, y finalmente se levantó en dirección a la cocina.

Terminada la cena, se dirigió a su habitación a descansar. Estaba muerto. Mañana sería otro día.

✧*。 ~   。*♡

—Uh... Creo que alguien te está quitando el puesto.

—¿Ahora de qué mierda hablas?

—No sé tú, pero yo creo que sí se ven lindos juntos. — el pelimorado le mostró las fotos al castaño.

—Oh... Ah...

Connected | DDLC (Genderbend)Where stories live. Discover now