«Uniforme»

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—¿¡Tan rápido!? ¿Y de qué hablaron? —  preguntaba el menor apenas oír lo de las redes.

—Eh...

*Ding*

—Ahí está, damas y caballeros.

—De hecho, no. Cierto, olvidé decirte. Ayer, encontré un afiche en el que buscaban personal. Así que, para salir de la zona de guerra, necesito el empleo...

—¿Empeoraron las cosas?

—Mi madre se encerró en la habitación y ni siquiera está comiendo...

—¿Por eso saliste en la noche?

El coral asintió.

—¿Te acompaño? De todas maneras mi padre nunca está en casa.

—Por favor...

—¡Decidido! Iremos luego de terminar las clases. ¡Corre! ¡Llegaremos tarde!

Ambos chicos se apresuraron a llegar. El día escolar no era relativamente interesante, por lo que nos saltaremos esta parte.

En toda la mañana no había recibido ni un mensaje del castaño. En cierta parte estaba algo decaído, ya que le gustaba hablar con él. Pero sabía que tenía más vida social, y no siempre podría responderle.

Cuando acabaron las clases, se apresuraron a llegar al local indicado en el afiche.

—¿Hola? — habló el coral algo nervioso.

—Buenas tardes, ¿qué se le ofrece? — dijo un joven, tal vez no más de veinte años.

—Buenas tardes... Había un anuncio que decía que se necesitaba personal...

—¡Oh! ¿Quieres el puesto? Bien, te llevaré con el jefe...

—¡Pase! — se oyó la voz grave de un hombre.

—Deja que entre solo... — le susurró al pelirrosa. A lo cual este obedeció.

—¿Estás dispuesto a trabajar como mesero?

—Oh, no hay problema, lo único que necesito es el dinero...

—Bien, contratado entonces, puedes cobrar en quincena. Siempre y cuando hagas bien tu trabajo. Está bien que prácticamente te esté regalando el puesto, pero si no lo haces bien, te vas. ¿Entiendes?

—Sí... Entiendo...

—Bien, ¿cuándo quieres empezar?

—¿Cuándo puedo empezar?

—Deduzco que eres estudiante, ¿está bien los lunes, miércoles y viernes? Tú tendrás el turno tarde. De cuatro a seis de la noche. Agradece que estoy tomando en cuenta tus estudios.

—¿Mañana?

—Sí, ¿eres sordo? Como sea, toma el uniforme. — dijo el hombre sacando de su casillero un conjunto de ropa y arrojándosela.

—Gracias... Volveré mañana entonces...

—Veamos cuánto tiempo duras. — dijo en voz baja.

El coral salió de la pequeña habitación y se dirigió junto a su amigo.

—Me aceptaron...

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