~XVII~ Detalles

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Los rumores se extendieron por todo el colegio, el heredero de Salazar Slytherin resultó ser el propio elegido, el gran niño que sobrevivió.

Más aquellas palabras infundadas de los estudiantes, provocaron un gran lío interno para Harry, quien se le hacía molesto. Pero pensaba que lo sucedido era una situación muy extraña.

Para ello se dirigía a la oficina de la reina de los leones, solo ella podría explicarle esa tontería de ser el heredero de Salazar.

—Lo sé, lo sé.

Harry se detuvo antes de tocar la puerta, había escuchado a la profesora dentro de la oficina con claridad. La puerta estaba levemente abierta, lo suficiente para poder ver por la fina rendija libre.

Scarlet caminaba de un lado a otro, sosteniendo unos documentos y leyendo cada dato—. Esto no me gusta nada.

Harry pudo escuchar otra voz, pero no sabía de dónde provenía, como pudo intentó abarcar todo lo que podía de su campo de visión, hasta que noto al búho de plata sobre la base.

—Son los reportes de la junta con todos los poderes incluido la corona, estos casos son muy similares —volvió a escucharse aquella voz.

Harry quedó sin habla, pues la voz provenía del ave.

Kreuz se dejó caer en la silla—. Estoy entre la espada y la pared, esto requiere de mi presencia.

—No es necesario, por ahora debe cumplir su trabajo como profesora, yo me encargare de todo —dijo Libasset—. Máster...tuve que pedirle ayuda a... Ainsworth.

Scarlet observó de golpe al ave—. ¿Ainsworth?, como se te ocurre pedirles ayuda. No estoy peleada con ellos pero su gente no nos tolera, externos y fairies nunca han tenido un buen lazo desde los principios de la magia y la humanidad.

—Me temo que será necesario —respondió Libasset.

La bruja se dejó caer a la silla totalmente agotada de tantas situaciones con las cuales lidiar—. Todo se está acumulando, jamás la situación se me había escapado de las manos.

Harry observó a la profesora con mayor detalle, pareciera que había llorado.

— ¡Potter!

El aludido dio un respingo del susto al verse descubierto.

—Se puede saber qué hace espiando en la oficina de su jefe de casa —enarcó una ceja el pocionista.

El joven mago quedó mudo, abriendo y cerrando la boca por algunos segundos.

—Acaso no le enseñaron modales, no meta las narices donde no le llaman —prosiguió el mago.

—Venia hablar con la profesora —logró articular palabra Harry.

—Esfúmese —amenazó el pocionista, sin quitarle la vista de encima hasta que se perdiera entre los escalones.

Entregaría el pedido de Pomfrey y luego se largaría a sus mazmorras, ahora todo el mundo lo agarraba de lechuza. Pudo notar por la rendija a la bruja, que se tallaba la sien mientras leía un folder con documentos.

—No debe someterse más, recuerde que no podemos perderla.

Snape reconoció la voz, era de la elfa doméstica de la Nobeless, pero no podía verla.

—Sí, ya se —fue la respuesta de la merlina, quien sin notarlo, era observada por Severus.

Por unos segundos el exmortifago noto los signos de cansancio, luego observo la hoja que Pomfrey le dio, era una petición de pociones.

El hijo preferido «Dinastía Merlín»¹Where stories live. Discover now