~VIII~Sospechas

123 15 14
                                    

⚜️⚜️

⚜️

En la oficina, el ambiente era cortante. Los cuadros se veían entre sí, ante la escena, algunos solo negando con la cabeza, otros aguantado la risa, sin importarle la situación.

Todas las miradas de las pinturas caían sobre dos magos sentados frente al escritorio de Dumbledore, viéndose entre sí. Un mago con ropas completamente crema y el otro con ropas oscuras.

Snape y Lockhart se miraban a muerte, sentado uno de lado del otro, habían sido citados por el anciano director para tratar el tema.

—Necesito que hagan las pases —continuo Albus la conversación, llevaban toda la mañana y aun no lograba que los dos magos dieran por cerrado su rivalidad. Pensándolo mejor, ni lo era.

—Lo haré hasta que Snape se aleje de la merlina —expresó Lockhart—. Solo está alrededor de ella para causarle problemas.

El pocionista rodó los ojos al escucharlo—. Ni que fuera mosca para estar alrededor de la suprema, no pongas acciones que no hago, Gilderoy.

Dumbledore ya no sabía cómo lidiar con esos dos, era divertido verlos así, obvio por una dama, pero que terminará el cómo nana y mediador en el juego del cual el mismo seria espectador. Ya no era divertido, ahora recibía sus primeros dolores de cabeza con ambos magos.

—No llegaremos a nada —dijo el anciano.

Mientras que los cuadros retenían la risa como podían, pero alguno que otro se le escapaba, callando de inmediato al recibir la reprimenda de Albus con una mirada.

— ¿Cómo sigue la condesa? —cuestiono Lockhart ignorando por unos momentos al pocionista—. He ido a la enfermería, pero no está.

—Por la misma razón, para que impertinentes como tú, no fueran a molestarla, debe estar en reposo —respondió Snape.

—Severus por favor —tuvo que intervenir Dumbledore ya dándose por vencido—. Respondiendo a tu pregunta profesor Lockhart, se pidió a su doncella que la cuidara, claro que la merlina reposa en su habitación personal.

—Entonces la elfa que anoche acompañaba a McGonagall... y fue a mí...

—Es la doncella de la merlina —terminó de completar Snape la frase del mago rubio, claro que lo hizo a manera de burla, apenas y torció sus labios como muestra de que la reacción del idiota profesor de DCAO le parecía graciosa.

Sea lo que haya hecho la elfa con Gilderoy, le daba un punto a favor.

—Por ahora le pido, profesor Lockhart, que la dejen descansar —dijo Albus dando una sutil orden.

—Entonces las clases prácticas las impartiré, en lo que la profesora Scarlet se recupera —sugirió el mago rubio

Snape enarco una ceja, viéndolo de sorpresa. ¿Había escuchado bien?, el muy gusano le llamaba por su nombre.

—Las clases prácticas no se impartirán hasta que ella despierte, espero lo entienda profesor Lockhart —recalcó el anciano mago.

Aquello no pareció agradarle a Gilderoy, pero no objetó contra su decisión—. Como diga director, entonces me retiro.

El pocionista ni siquiera se limitó a verlo cuando se fue, solo término por relajarse un poco, pero con aun el mal sabor de boca—. No sé por qué lo contrataste.

—Así como te contrate a ti, y aún hay algunos que opinan lo contrario —le rebatió Albus.

El joven mago solo chasqueo—. Mi caso es distinto.

El hijo preferido «Dinastía Merlín»¹Onde histórias criam vida. Descubra agora