~XXII~ Sala común

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El techado del gran comedor mostraba un efecto de la hermosa nieve cayendo. Reflejo de como estaba el exterior del colegio. No había muchos estudiantes en el gran comedor, puesto que en la hora del almuerzo no todos iban.

Presurosa, la leona se acomodó junto a sus amigos para almorzar, más aparte seguir con la plática del siguiente paso—. Está todo listo. ¿Consiguieron algo de las personas en las que se quieren convertir?

—Crabbe y Goyle —respondió Harry.

—También debemos asegurarnos de que Crabbe y Goyle no interrumpan cuando estemos interrogando a Malfoy —sugirió Granger.

— ¿Cómo? —interrogo Ron.

—Ya tengo todo pensado —respondió la leona, sacando del bolsillo de su capa dos panquesitos—. Llene esto con una poción somnífera, sencilla pero poderosa. Cuando estén dormidos escóndalos en el armario de las escobas y quítenles unos cabellos y pónganse las túnicas de ellos.

Ambos leones se miraron por unos segundos, sorprendidos por lo que les decía su amiga.

— ¿Y tú a quien le quitaras un cabello? —cuestiono Weasley al notar que algo no encajaba.

—Yo ya tengo el mío —presumió Granger, mostrando un pequeño frasco de cristal con cabellos dentro—. Millicent Bulstrode, de Slytherin. Lo saque de su túnica.

Ron se quedó mudo y con una cara de miedo. Hermione daba terror ante sus acciones.

—Iré a revisar la poción multijugos —prosiguió la leona—. Asegúrense de que Crabbe y Goyle encuentre esto —señalo los panquesitos sobre la mesa.

Ambos leones la observaron retirarse—. A veces siento que ella puede maldecirnos en cualquier momento... mientras dormimos —dijo Ron, mientras que Potter asentía en silencio.

— ¡¿Que has dicho?! —exclamo Scarlet al recibir la noticia de Libasset a través del búho. Por suerte su casi grito no fue escuchado, ya que estaba en su oficina.

—Hemos hablado con la corona, esto ya ha cambiado máster. Sus planes se han alterado desde que Ainsworth se encontró con ellos. Pero estos últimos días han estado tranquilos —detallo la elfa.

—Eso es lo alarmante —expreso la bruja mordiéndose un poco la uña de su dedo pulgar. Esto como para calmar su ansiedad—. Tengo que ir a la junta, esto ya requiere mi presencia.

—Ainsworth estará en la junta, avisare al resto. También solicitare al detective para que sepa más detalles —respondió Libasset.

Sigilosos, ambos leones se escondían detrás de una de las estatuas. Evitando ser descubiertos, siguiendo a sus próximas víctimas. Tomándose un breve tiempo para prepararse, el pelirrojo se disponía a realizar un hechizo.

—Ron, quizá debería hacerlo yo —susurro Harry, observando la varita rota de su amigo, unida solo con una cinta adhesiva.

El pelirrojo medio sonrió guardando su varita—. Sí, claro.

Con cuidado y en un susurro, Potter realizo el hechizo—. Wingardium Leviosa.

Ambos panquesitos yacían en el suelo, levitaron justo en medio del corredor. Ambos leones se escondieron de nuevo detrás de la estatua cerca a la puerta del gran comedor. Puesto que sus víctimas venían saliendo, comiendo los montones de panquesitos que traían en sus brazos.

—Súper —hablo el mayor de ellos al ver los pastelillos levitando.

Ambos hermanos llenos de la gula misma y sin verse satisfechos con los postres que yacían en sus brazos, tomaron los pastelillos para comerlos de un solo mordisco. Tontas serpientes regordetas y sonrientes al saborear aquel manjar. Sus expresiones lo decían todo, en cuestión de segundos ambos cayeron al suelo totalmente adormecidos por la poción somnífera.

El hijo preferido «Dinastía Merlín»¹Where stories live. Discover now