Capítulo 29. Vuela Princesa, vuela.

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—Lo siento, es sólo que tuve una...

—Lo sé. Las tenía a tu edad, sólo cuídate de no dejar las puertas abiertas la próxima vez. ¿Por qué estabas a punto de saltar? ¿Acaso en el futuro aprenderás a volar?—él se burló.

Sin estar en la misma línea de humor, Tatiana se abrazó a sí misma, murmurando en voz baja.

—No, es solo que yo... vi algo...

Descubrió quién era Olya y tal vez lo que fueron sus últimos minutos de vida pero, más importante aún, vio a Claude.

Olya era la hermana mayor de Claude. Una princesa muerta por su propia mano, tal como Tatiana lo hubiese sido si no hubiera escapado de esos proxenetas en su pueblo natal.

Una princesa perdida.

En ese caso, si fue una princesa: ¿Por qué no había cuadros de ella? ¿Por qué ni una sola mención de su existencia en la novela original y, más aún, en sus clases de historia o etiqueta?

¿Qué cosa tan horrible había ocurrido con Olya, que la borró de la historia de Obelia de forma tan abrupta y repentina?

Olya. Olya.

Asuntos inconclusos.

Ten cuidado con...

—Tómalo por favor—Tatiana extendió su brazo, a duras penas sentándose en el banquito frente a su cama, estaba harta ya de esas voces—, no aguanto más, por hoy quiero dormir en paz.

Lucas no rechistó, le tomó del brazo y, con suavidad, mermó su mana. Pudo sentir el revoleteó de una magia familiar al final de sus dedos, Jennette y Athanasia habían sido visitadas también esa noche.

—¿Qué te parecen mis hermanitas?—ella sonrió, dejando ir la familiar calidez de la magia de sus hermanas al soltarse de la mano de Lucas.

El mago, sin mucho entusiasmo, sólo se encogió de hombros.

—Son niñas.

—¿Es lo único que tienes que decir? Son las niñas más adorables de todo el imperio.

—¿Ah? ¿Lo son?

—¡Lucas!

¿Cómo se atrevía? Jennette y Athanasia eran las niñas más hermosas que hubieran pisado el Palacio Esmeralda.

—¿En verdad no te enternecen ni siquiera un poco?—balbuceó, realmente consternada—, ¿ni siquiera mi hermanita menor, Athanasia? Debes de admitir que su belleza es como la de un hada del bosque.

Lucas, cruzado de brazos, sólo le sacó la lengua: —Nah—dijo, su expresión sería, por completo en blanco—, tal vez este cuerpo te confunda, pero soy un hombre adulto. Me gustan más altas.

—Athy no es una niña del todo.

—Sigue siendo muy baja.

¡Argh!

—En verdad tu corazón está maldito como para no sentir nada por mis hermanitas—como respuesta Tatiana también se cruzó de brazos. Fue así como ambos se enfrentaron en un duelo de miradas por un sólido minuto. Lucas rompió el silencio primero.

—Entonces, ¿has pensado en lo que te dije?

—¿Uh?

—No renaciste sin ninguna razón.

Ah, de nuevo eso.

—Debo cuidar a mi familia y evitar que todas las desgracias que vi, ocurran—respondió sencillamente pero, para su sorpresa, Lucas hizo un sonido de "Error" con su boca.

¿Quién me convirtió en la hermana mayor de las princesas?Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz