¡Pequeñas historias con tus personajes favoritos de distintos animes! (xLectora ♀)
✓500k: 5 de junio, 2020.
✓1M: 14 de abril, 2021.
Los animes y personajes no me pertenecen. Créditos a sus respectivos mangakas/creadores.
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Las gotas de lluvia recorrían el rostro de la desamparada chica en una fresca noche de otoño. Sus ojos miraban a la nada, estaba cansada, triste, y en especial decepcionada. El caos a su alrededor no le era de gran importancia, había tenido un accidente automovilístico y a pesar de que se veía aparatoso, el traje de alta tecnología que Kambe le había obsequiado precisamente para una situación como esa había evitado que saliera lastimada de gravedad, solo tenía unos leves golpes que seguramente se convertirían en moretones el día de mañana. La grúa ya había llegado para llevarse el auto, una ambulancia había hecho acto de presencia minutos atrás para revisar a la muchacha y llevarla al hospital, aunque ella se negó rotundamente a ir.
Este día era uno de suma importancia, pues ese mismo día hace dos años Kambe y (TN) se estaban uniendo en matrimonio en una elegante y costosa ceremonia al estilo occidental a petición de la chica ya que ella era originaria del occidente, al año decidieron celebrar su matrimonio llevando a cabo otra ceremonia esta vez estilo japonés.
Ambos se conocieron en el departamento de policía, ella ya trabajaba ahí desde hace un tiempo como detective y en varias ocasiones le tocó salir a la acción junto con con él. Realmente ninguno de sus compañeros se sorprendió cuando por medio de Mahoro se dio a conocer que aquellos dos tenían un noviazgo, era algo que veían venir, pero lo que sí los hizo caerse de espaldas fue que para cuando la pelirosa les contó el chisme, Kambe y (TN) ya llevaban varios meses de estar juntos. El azabache no era muy dado a darle a su novia muestras de afecto en público, y los dos como todo profesional separaban la vida privada de la laboral.
Para desgracia de su aniversario, el criminal al que le habían estado siguiendo la pista por meses había decidido hacer su aparición ese mismo día, por lo que tuvieron que poner en marcha lo que habían planeado para el próximo movimiento del sujeto. A la muchacha no le interesaba que su segundo año de casados lo celebraran en grande como la ocasión anterior —aunque conociendo a su esposo seguramente planearía algo fuera de lo común— ella solo quería estar con él, pero por el giro que dieron las cosas ni siquiera pudo pasar su aniversario cerca suyo a pesar de que fuera trabajando. Ella tenía sus instrucciones, y Kambe y el resto del equipo las suyas. Por el bien de la misión tuvo que olvidarse de su aniversario, a pesar de que le emocionara tanto como si fuera una niña pequeña; sin embargo, una vez que su participación en el plan acabó, no pudo evitar sentir desaliento, además de la obvia preocupación que sentía siempre por Kambe y los demás en las misiones de alto riesgo.
—Por eso esperaba con la carita empapada —canturreo intentando levantarse el ánimo para después bajar la vista.
No podía hacer más, solo le quedaba concentrarse el temor por el bienestar de su marido que la inundaba, si hacía algún movimiento innecesario podía afectar más que ayudar, además de que Kambe le dio sus instrucciones de forma contundente, enfatizándole que no intentara nada más una vez culminara su parte, aunque esto le daba la sensación de que en realidad era una forma discreta de protegerla de un peligro mayor, el joven haría oídos sordos ante cualquier objeción suya, por lo que no reclamó nada. Ella sabía perfectamente que el azabache era una persona capaz, era un hombre increíble y confiaba en sus habilidades, pero no podía evitar sentirse mal. La tensión y el inminente peligro que representaba su trabajo podría hacer que casi cualquier misión fuera la última en la que se vieran.
—Que llegaras con rosas... con mil rosas para mí —pateó desganada un guijarro que había en el suelo cuando escuchó la voz que más amaba.
—¿Eso es lo que quieres? ¿Mil rosas? —se acercó a ella por detrás con paraguas en mano; tenía unos pequeños rasgones en la ropa, pero nada más, estaba sano y salvo—. Compraré un jardín privado de mil rosas entonces. ¿De qué colores las quieres?
—¡Daisuke! —exclamó la chica aliviada de ver a su marido en buen estado y se abalanzó a sus brazos sin pensar en lo mojada que estaba.
Sin importarle que empapara su carísimo traje le aceptó el abrazo para después mirarla directamente a los ojos con una ceja ligeramente levantada que le daba a entender a la muchacha que le debía informar de su situación.
—Oh, ¡sí! Estoy bien, solo un pequeño accidente pero gracias al traje que me regalaste no me pasó nada —Kambe le respondió con una media sonrisa y la agarró de la mano
—Vayamos a casa a cambiarnos de ropa. Luego iremos a un restaurante, aún debe de haber varios de calidad abiertos.
—Daisuke —se detuvo—, ¿y si solo me das un beso?
El azabache ladeo un poco la cabeza, lo había tomado fuera de base. No entendía porque siquiera tenía que pedírselo si era su cónyuge.
—E-Es solo que... —intentó explicar la muchacha aún sintiendo como se le pasaba el trago amargo de la preocupación— es lo que más necesito en este momento, además son baratos, no tienes que gastar mucho. Con estar contigo y tener uno de esos es más que suficiente.
Sin escuchar una palabra más, Kambe se inclinó a su altura para regalarle un especial y dulce beso de aniversario.
—Creí que sabías que no me importaría si tuviera que gastar millones solo para darte un beso.
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Últimamente he estado muy ocupada con la universidad y otros problemas, pero intento al menos actualizar 1 vez al mes. Espero que el OS no me haya quedado tan flojo. (Ｔ▽Ｔ)
