¡Pequeñas historias con tus personajes favoritos de distintos animes! (xLectora ♀)
✓500k: 5 de junio, 2020.
✓1M: 14 de abril, 2021.
Los animes y personajes no me pertenecen. Créditos a sus respectivos mangakas/creadores.
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Sus ojos olivo pálido se pasearon una vez más por las gradas entre los letreros holográficos que mostraban palabras de apoyo solo para volver a toparse con la amarga sorpresa de que quien buscaba no se encontraba ahí todavía. Era un partido importante, su familia y amigos fuera del instituto estaban presentes, solo faltaba una de las personas más importantes para él. No tuvo mucho tiempo para pensar en ello, pues la red que también era holográfica hizo el característico sonido que hacía cuando había una falta.
Era el año 2077, la tecnología había avanzado a pasos agigantados durante las últimas décadas, prácticamente todos los aspectos de la vida humana habían cambiado, el cine, la música, las ciudades, la comida, y, por supuesto, el deporte era de lo que más se había reinventado. En el caso del vóleibol, el mayor avance se había hecho en las redes y el balón, si bien lucían casi iguales que como eran hace sesenta años, tenían ciertas particularidades muy útiles. La red era capaz de marcar la fuerza, velocidad y ruta con la que se golpeaba la pelota, dando así información muy precisa y valiosa para cualquier entrenador de grandes equipos que tuviera en la mira a alguno de los chicos de preparatoria. Así mismo, servía también para hacer análisis más precisos de los equipos contrarios, elevando aún más la competitividad y astucia para actuar en el momento. Pero, si la red era holográfica... ¿qué pasaba cuando la pelota era lanzada en dirección a la red? Fácil, las pelotas eran fabricadas con tecnología de punta que hacia que el esférico fuera rechazado por la red en caso de chocar de frente con ella, o que tomara una dirección natural en caso de rozar siquiera un poco como pasaba en épocas anteriores.
En otro lado de la ciudad, cierta muchacha salía de prisa del elevador de su apartamento hacia la calle para encontrarse con muchísimo tráfico. Los autos eran muy económicos ya que en esa actualidad no se utilizaban más las energías fósiles, todos los carros funcionaban con luz solar, eran autónomos, y flotaban a una corta distancia del piso gracias al magnetismo, por lo que tampoco usaban llantas, esto acortaba el gasto que hace años se tenía que hacer en renovar una u otra cosa del vehículo. Aunque podría llamar un taxi o tomar el metro, lo más rápido para la chica fue el usar su patineta magnética para evitar cualquier tipo de espera o contratiempos, más de los que ya había tenido.
La patineta comenzó a correr por sí sola a la velocidad máxima que se le tenía permitido legalmente. La joven activó su reloj el cual le mostraba un holograma del partido en tiempo real, era como tener una pequeña televisión consigo en todo momento. Era la final del torneo más importante de voleibol de preparatoria, lo cual significaba que muchos caza talentos estaban expectantes.
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—Rintarō —el chico dijo su propio nombre haciendo que su mochila de deportes se elevara a su lado una vez que terminó de guardar sus pertenencias.
Estaba cansado, tenía muchas ganas de llegar a casa y dormir a pierna suelta hasta el día siguiente. Revisó su celular en espera de tener algún mensaje o llamada perdida de su novia, pero no había nada, solo notificaciones de redes sociales o juegos casuales recordándole que entre por alguna nueva promoción que ofrecían. Hizo caso omiso de todas aquellas cosas y abrió el chat de ella en la aplicación de LINE, era obvio que no habría nada, lo último que se mostraba en pantalla era el mensaje suyo que decía "te espero". Soltó un suspiro, no estaba decepcionado de que no viniera, la palabra indicada en realidad era preocupado, le preocupaba que algo le haya pasado y que por ello no pudiera avisar.
Salió de las instalaciones de la escuela y miró de manera indirecta al sol, estaba más grande de lo habitual, pero aún así los rascacielos y letreros con anuncios parpadeantes engullían su figura, estaba listo para ocultarse una vez más en el horizonte. Giró hacia la derecha, aún con su celular inteligente en mano.
—Llama a (TN) —le pidió al dispositivo el cual acató la orden.
No pasaron más de un par de segundos cuando escuchó como una familiar voz femenina gritaba su nombre a todo pulmón corriendo en su dirección. No tuvo tiempo para reaccionar, pues apenas había dado un cuarto de vuelta cuando la muchacha lo tacleó, cayendo los dos al suelo. Cuando se despejó de su sorpresa, observó el rostro de su novia, estaba despeinada, tenía unas cuantas hojas atoradas en el cabello, y tenía pequeños raspones en sus codos, también se dio cuenta que llevaba su patineta en la mano.
—¿(TN)? —su expresión pasó a ser una de preocupación cuando miró que los ojos de la chica estaban llorosos a la par que mostraba algo de vergüenza—. ¿Qué pasó?
—¡Siento mucho haber faltado! ¡Te juro que me preparé a tiempo! —escondió su rostro en el pecho de Suna, ignorando el hecho de que seguía encima de él y transeúntes los podían ver—. Es que tuve unos problemas en casa con la cocina y la regadera... Después, cuando salí, aún tenía oportunidad de llegar para los últimos sets, pero a mi cochina patineta se le terminó la batería y me estrellé contra un señor malhumorado, aunque fui yo la que cayó en los arbustos. Me estuvo riñendo por mucho tiempo, y me exigía que le pagara la tintorería de su traje porque derramó la bebida que llevaba encima suyo. Y-
Suna la interrumpió con un corto beso en la comisura de sus labios, callándola en el momento. Luego le pegó levemente con uno de sus dedos en la frente.
—Tonta, me asustaste. Y... por mucho que me guste estar así contigo, es embarazoso que la gente nos mire.
El castaño apartó su mirada para dirigirla a un punto indefinido donde vio como su mochila aún flotaba en su espera. (TN) actuó rápido por la vergüenza que sintió y ayudó a Rintarō a levantarse. Una vez que éste terminó de sacudirse el polvo de su ropa, entrelazó los dedos con los de su novia y se puso en marcha a una nueva dirección.
—Pero tu casa está en la dirección contraria —comentó la muchacha.
—Cambio de planes; ya que no me viste jugar, pasaremos el resto del día juntos.
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aHH- No tuve nada de imaginación para la temática futurista. ;-;-;-;
Una disculpa por lo simple y bobo que me quedó. /llorar en una esquina
