¡Pequeñas historias con tus personajes favoritos de distintos animes! (xLectora ♀)
✓500k: 5 de junio, 2020.
✓1M: 14 de abril, 2021.
Los animes y personajes no me pertenecen. Créditos a sus respectivos mangakas/creadores.
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La joven vestida de blanco casi en su totalidad terminaba de envolver en el plástico transparente uno de los varios casse-croûte que había hecho ese día. La suavidad del pan podía sentirse al más mínimo contacto, y por esa misma razón sostenía con cuidado el sándwich con unas pinzas para evitar aplastarlo y lo colocaba en el estante correspondiente con el resto de emparedados de su mismo tipo.
El aroma del pan recién horneado era algo con lo que convivía en su día a día, pero por alguna razón la vista de ese sándwich en específico y el delicioso olor combinados le traían a la mente aquel hombre alto, rubio, de ojos azules que solía acudir a la panadería en uno de sus descansos; hacía tiempo ya que no le veía y no podía evitar preguntarse si había encontrado algún otro lugar que vendiera un mejor casse-croûte que el de donde ella trabajaba, o si tal vez se hizo de una esposa quien ahora le cocinaba el almuerzo, o incluso si simplemente decidió dejar de comer ese emparedado por lo cual ya no requería asistir al lugar. Era inevitable preguntarse qué sucedía con los clientes frecuentes cuando dejaban de ir tan repentinamente. No le gustaba pensar que algo malo le haya pasado, aunque ciertamente la posibilidad siempre está, solo deseaba que donde quiera que estuviera se encontrara bien.
"Nadie se daría cuenta si muriera y dejara de ir a trabajar". Palabras que en un principio confundió tomaron sentido para la chica poco después que aquel hombre dejó de ir a la panadería. En realidad, mientras más pensaba en aquella ocasión, fue bastante raro que le revelara tal sentir a una completa desconocida como lo era ella para él.
—Ojalá supiera su nombre... para decirle que estaba equivocado —susurró la joven para sí.
El resto de la jornada laboral continuó como de costumbre. Gente iba y venía, caras nuevas y clientes frecuentes, nada fuera de lo común. Dadas las diez de la noche el último cliente se fue, era hora de cerrar. Se dispuso a poner el letrero de "cerrado" cuando la campana de la puerta sonó señalando que alguien había entrado.
El hombre rubio había vuelto.
La joven se quedó congelada. Después de quién sabe qué tanto tiempo lo volvía a ver, con el alivio de su alma que se encontraba bien. Vestía algo diferente a lo que solía llevar las veces anteriores, su traje oscuro había sido reemplazado por uno claro con una camisa de vestir azul y una corbata moteada de negro. Viéndolo de una mejor manera notó que lucía exhausto, como si hubiese estado corriendo por un buen rato o como si hubiera hecho ejercicio físico de alto impacto, pero a la vez parecía libre, extrañamente.
—¡Usted regresó! —exclamó la joven sin querer.
Nanami alzó una ceja, pero no hizo preguntas. ¿Todo este tiempo lo había estado esperando? No se lo creía, aunque así pareciera.
