Nunca Lo Imaginé ||Libro 3|| Trilogía Nunca ✔

Capítulo 34: Un evento desafortunado.

Ross.

Me siento desesperado, han pasado muchos días desde que Annie se fue y parece que nadie le toma importancia a esa desesperación. Por mi parte he hecho todo lo posible para poder encontrarla y de igual manera no conseguí nada, incluso fui a ver al médico que ahora es el mejor amigo de Annie y ni él sabe dónde está ella.

Han pasado cinco semanas, es decir más de un mes y estoy de los nervios. Me preocupa lo que le pueda llegar a pasar a Annie o al bebé y es que si algo les sucede y no estoy con ellos no podría soportarlo.

Y en la empresa las cosas no van nada bien, aun seguimos sin saber quién es el cabron que nos está robando y eso nos tiene a todos demasiado alterados, aunque a mí me altera más el no saber nada de Annie. Ethan armo una buena estrategia legal e incluso se encargó de armar la estrategia legal para el juicio civil, pero uno de los abogados de su bufete es quien se encargara de representarnos en el juicio. Mis padres a un siguen aquí, aunque ya no viven con mis tíos por que la convivencia no fue buena y por ello se mudaron a un piso rentado. Tío Fernand se quedó aquí algunas semanas pero luego volvió a París junto con su esposa y volvió porque alguien debía hacerse cargo de la empresa allá.

Mi madre me visita casi a diario luego del trabajo, creo que viene solo para asegurarse de que no me estoy volviendo loco por la repentina desaparición de Annie, mamá siempre me dice que debo darle un poco de espacio a Annie y es que está pasando por mucho y ella debe lidiar con todo aquello, pero lo que mi madre no entiende es que yo simplemente quiero ayudarla. Nadie parece entenderlo e incluso Annie no lo entiende, no quiero recriminarle nada o bueno, sí. Pero eso no será lo primero que haga cuando la vea, sino más bien quiero abrazarla y decirle que puede contar conmigo para lo que sea.

Este fue un día más como los anteriores, esta mañana salí de mi piso y me dirigí a la empresa, pase gran parte del día encerrado en la sala de juntas y si no estaba allí estaba en alguna reunión con un socio o posible proveedor, luego de todo eso vuelvo a casa y como todas las noches llamo a Annie y va directo a buzón. Le dejo un mensaje pidiéndole que vuelva, aunque ya sé que no habrá respuesta.

Voy hasta mi habitación y me quito el traje para poder tomar una ducha, esto ya es una rutina que tengo y es como si mi cuerpo estuviera en piloto automático. Al salir del baño escucho que alguien toca el timbre, estoy seguro que es mi madre porque es la única que viene a verme a estas horas. Con prisa me pongo un bóxer y un pantalón de chandal, mientras salgo de la habitación me coloco la camiseta de algodón.

Al llegar a la sala no me encuentro con mi madre, sino que allí de pie en medio de mi sala esta Alisa. En cuanto su mirada cae sobre mí me sonríe con coquetería, frunzo el ceño y me cruzo de brazos porque no entiendo que es lo que hace aquí, además, que ya hablamos hace semanas atrás y pensé que le había quedado claro que lo que teníamos se terminó. Es más, ella misma se enfadó cuando se enteró que Annie estaba embarazada y me mando a la mierda por eso mismo.

–¿Qué es lo que haces aquí? –pregunto sin rodeos.

–Te extrañaba, nene.

Alisa camina hasta mí y con sus brazos me rodea el cuello, ella intenta pegar su cuerpo al mio y no se lo permito. Con un simple empujón la aparto de mí.

Llamo a Amalia y esta aparece desde la cocina.

–Por favor, acompaña a la señorita Alisa hasta la salida –miro a la susodicha y su cara es de consternación –y la próxima vez que se presente aquí no la dejes pasar.

–¡No puedes hacer eso! –vocifera Alisa y se acerca nuevamente a mí, pero no me toca –Cariño, sé que me quieres y que lo nuestro es real.

–Lo nuestro nunca existió –el tono que empleo fue más severo de lo que queria, así que tomo una bocanada de aire e intento cambiar de tono –, lo siento Alisa pero la pasamos bien y eso es todo. Ahora mismo tengo a una mujer que espera un hijo mío y yo quiero mucho a esa mujer, así que...