Parte 36: La despedida a una mujer incomprendida

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Felipe llamó a sus padres, y a los de Nathalie, para comunicarles que ésta había fallecido, y para que lo ayudaran con los trámites para su acto velatorio y sus funerales. Luego, llamó a Gustavo, quien le dijo:

-Ya supe de lo que pasó con tu aún esposa, Felipe. No puedo decir otra cosa, sino que lo siento mucho. Habrá que hacer la notificación al juzgado para desestimar el caso.

-Gracias, Gustavo. Todo por su obsesión con tu cuñado. Aunque Marianna me dijo que ella pidió perdón antes de morir...

-Ella era un alma incomprendida. Por lo que pude ver, ella no tenía muy buena relación con su mamá, pero adoraba a su papá. ¿Los llamaste para comunicarles?

-Sí, y a mis padres también. Su mamá sólo dijo que no iba a culpar a nadie de lo que pasó, porque Nathalie era responsable de sus actos.

-Así es, Felipe. Cada uno de nosotros es responsable de sus actos, pero hay que ver que lo que hacemos afecta, en mayor o menor medida, a quienes queremos. Sé que te duele esta pérdida, porque la amaste, pero todo lo que ella hizo les afectó a ti, a sus padres y a Marianna.

Los padres de Nathalie llegaron a la morgue del hospital, para acompañar a Marianna, ya que era su nieta, y a Felipe. Oliver les recibió, ya que no quería dejar a su hija sola. La señora Nelly le dijo:

-Oliver, te pido perdón en nombre de mi hija. Ella no midió las consecuencias de sus actos...

-Seño, no se preocupe. Usted nunca tuvo la culpa de los errores de su hija. Tranquila, ya ella pidió perdón antes de morir y su alma está descansando en paz. -La madre de Nathalie abrazó a Oliver, mientras lloraba amargamente. Él le dijo:

-Usted y el señor Nelson fueron como unos padres para mi mientras estuve casado con su hija. Aunque si soy sincero, ese matrimonio nunca debió ser. Y lo único bueno, lo único bello que me dejó, fue a mi única hija.

Prepararon todo, para el acto velatorio, y aunque Arantxa estaba aún adolorida por los golpes que recibió cuando fue a salvar a sus hijos, quiso acompañar a Marianna y a Oliver. Le dijo a ella:

-Mi niña, siempre estaré contigo. Pase lo que pase. Te quiero, así como amo a tu papá. Y estoy aquí. No me iré.

-Gracias, Ari. Muchas gracias. Me has apoyado muchísimo. Lo malo es que quien me dio a luz nunca me dio la oportunidad de quererla como merecía. No se dejaba..

-Hija, estoy yo -terció Oliver-. Y créeme, siempre estaré. Cuando me vaya de este plano, estaré contigo en el roce del viento y en tus recuerdos.

Al día siguiente, todos los que conocieron a Nathalie la estaban despidiendo, y Felipe lloró amargamente, porque la había amado a pesar de sus locuras. Luego de que bajaran la urna y le dieran la última palada de tierra a su tumba, quiso quedarse solo ahí. Dijo:

-Es un hasta luego. A pesar de todo yo te amé, Nathalie. Y fueron unos buenos años. Pero jamás olvidaré eso. Hasta siempre, Nath.

Marianna lo había esperado, alejada del resto de los sepulcros, mientras él se despedía. Al verlo, lo abrazó, en silencio, y avanzaron hasta el auto. Luego, llegaron a la que fue su casa durante muchos años, y ella dijo:

-Venderé este apartamento. Voy a comprar el apartamento donde estoy ahora, y no sólo porque quiero estar contigo, amor. Es que no quiero revivir ningún recuerdo triste.

-¿Estás segura, mi amor?

-Lo estoy, cielo. Somos libres para amarnos, sí, pero esto es por propia decisión. Te amo, sí. Pero no como una niña amaba a su amigo. Te amo como una mujer ama a un hombre.

-Cualquiera diría que es muy pronto para decirte que te amo, Marianna. Pero, lo digo con toda la responsabilidad del mundo. Te amo. Y quiero que formemos una familia cuando estés lista...

Dos meses después, y ya vendido el apartamento, Marianna y Felipe decidieron vivir juntos, y así se lo comunicaron a sus familiares. Decidieron hacer una reunión, y anunciaron sus intenciones.

Todos los felicitaron, aunque ninguno esperaba que Felipe se enamorara de Marianna como lo había hecho. En la misma reunión, él aprovechó de anunciar:

–Señores, señoras... Voy a aprovechar esta ocasión para anunciarles que esto que haré es una petición de mano. Me di cuenta de mi amor por Marianna de la forma más inesperada, y este amor ha sido especial y ha ido creciendo a pesar de las dificultades. Marianna Johnson, ¿Me harás el honor de ser mi esposa, vivir juntos lo que nos resta de vida, amarnos todos los días y enfrentar nuestros días con la fe de que todo saldrá bien?

Marianna se llevó las manos a los labios, y sus lágrimas de felicidad pugnaban por salir. Luego de la sorpresa inicial, y mientras todos la miraban, respondió:

–Amor, todo lo que vivimos juntos fue y es hermoso. Te amo. Y, definitivamente, sí. Quiero ser tu esposa, tu compañera, tu amante y tu amiga. Te amo, mi amor. Te amo mucho. Y... ¡Sí!. Quiero hacer mi vida contigo.

Felipe le colocó el anillo de pedida, un zafiro rodeado de diamantes, y la besó. Los aplausos retumbaron en la casa familiar, y Oliver abrazó a su hija y luego a Felipe. Al fijar la fecha, decidieron que su boda sería después de la de su papá y Arantxa.

Ese día, todos sintieron que la vida les estaba cambiando. Dhayna, quien estaba en la reunión con su pareja, sería la madrina, y uno de sus primos sería el padrino.

Arantxa la llevó aparte, y le dijo:

–Sé muy feliz, mi niña. Tanto tu madrina como yo estamos muy contentas por ti. Y por Felipe también, porque él volvió a sonreír gracias a ti.

–Ay, Ari... Gracias por ser tan especial... Ahora me doy cuenta de por qué mi papá se enamoró perdidamente de ti. Es increíble... Tú eres increíble.

Se abrazaron, y regresaron a la reunión.

La PeregrinaWhere stories live. Discover now