Parte 26: Felipe pide el divorcio

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Felipe, luego de intentar poner en orden su situación con su esposa, y no obtener respuesta, decidió hablar con Marianna. La había citado en su oficina, ya que no tenía ninguna reunión importante ese día, y podría hablar con ella tranquilamente. Ella había tomado la iniciativa primero, ya que se había ido de su casa.

Al llegar a la oficina de su padrastro, Marianna se anunció con la secretaria, como habían quedado cuando hablaron por teléfono, y enseguida él la recibió, con un abrazo.

–Te prometí que vendría a tu oficina... Y aquí estoy -dijo Marianna-. Mi mamá se pasó con su actitud.

–Así es. Te quise como a una hija aunque seas la hija de mi mejor amigo, y porque tu mamá nos une voy a ser sincero contigo, Marianna.

–Soy toda oídos, Felipe. Tú me dirás, estoy acá para escuchar tu inquietud.

–Voy a pedirle el divorcio a tu mamá. Esa actitud que tiene es demasiado intensa, y nos perjudica a todos. Si no fuera por ti hace un año hubiera introducido la petición.

–Espero que estés seguro de lo que estás decidiendo. De igual forma, seguirás siendo mi amigo...

–Gracias, Marianna. Tú siempre has sido muy especial para mí, lástima que no pude ser tu padre yo primero.

Ambos se abrazaron, pero Marianna sintió una extraña electricidad, que nunca antes había sentido, y Felipe también la sintió. Primera vez que les pasaba, y al soltarse, sólo atinaron a sonreír y a tomarse de las manos.

Felipe era un hombre muy atractivo, y se veía joven para sus 40 años, pero Marianna tan sólo tenía 19 años, y era la hija de su mejor amigo. Además, estaba casado con Nathalie, y aún la amaba. Pero, le pediría el divorcio para darle una lección.

Marianna jamás había sentido tanta electricidad en un abrazo, como en ese momento. Pero desterró cualquier insinuación que le hiciera su mente, y se despidió de Felipe, el cual llamó a Gustavo, para que lo asesorara.

Después de dos timbres, el aludido respondió la llamada. Dijo:

–Santaella al habla.

–Buenas tardes, Gustavo. Te habla Felipe López. Es para solicitar tu asesoría legal.

–Hmmm, claro, claro. Tú me dirás, Felipe. ¿De qué se trata?

–Verás, Gustavo, es que voy a introducir la demanda de divorcio en contra de Nathalie. Se volvió loca y no avisó. Quiere joder a Oliver.

–A ver, explícame cómo han pasado las cosas, Felipe. Qué pasa allí, cómo has tratado de solventar esa situación, y por qué esto te está llevando a pedir el divorcio.

–Bueno, Gustavo, te cuento: conocí a Nathalie porque trabajaba en la clínica donde trabaja Oliver, y una vez ella lo acompañó a la fiesta de fin de año de la clínica. Las cosas se dieron solas, ya que ella decía que era infeliz en su matrimonio. Nos enamoramos, sí, y el día que Oliver le pidió el divorcio a ella yo le había confesado mis sentimientos. Como fue de mutuo acuerdo, les salió rápido y luego nos casamos. Sí, ella me quiso, yo aún la amo, pero apenas vio que Oliver estaba saliendo con Nury Sierra empezó a hacerle la vida cuadritos, y manipuló a Marianna para que lo hiciera terminar con ella. Aparentemente estaba arrepentida, cuando él inició su relación con Arantxa, y casi iba logrando que Marianna se interpusiera, pero ella se le rebeló a su mamá y está del lado de su padre en este momento. Nathalie nos está usando a todos para querer destruir a Oliver. Y eso no lo acepto.

–Hmmm, podemos ver qué causal sería eso para tu divorcio, Felipe. ¿Amas a tu mujer?

–La amo, pero no voy a apoyar la sinvergüenzura. No estoy de acuerdo en actuar como ella lo hace por despecho. Ya lo de ella con Oliver no es amor, es una obsesión desmedida.

–Lo sé, y créeme que es duro. Mi cuñado aguantó durante ocho años por su hija. Pero fue bastante complicado. Ven a mi oficina en lo que puedas para que me des más detalles y poder redactar el escrito de una vez.

–Gracias, Gustavo. Te debo esta.

Al colgar, Felipe suspiró, en parte aliviado, porque pudo confiar en el cuñado de su mejor amigo para que llevara su caso. Pero, recordaba aún el abrazo que le dio a Marianna. Se había sentido como nunca antes, la electricidad que sintió en ese momento fue única y especial. Y se sintió para ambos.

Mientras tanto, Marianna estaba hablando con Dhayna Marval¹, quien había hecho el bachillerato con ella y estudiaba Medicina en la misma universidad que ella. Tenían rato sin verse, pero se estaban poniendo al día con su amistad. Dhayna acababa de enterarse de que la novia de su papá, quien era comisionado de la Policía Nacional, era su madre biológica, y estaba feliz por ello. Marianna le dijo:

–Ay, Dhayna, me alegra mucho que la doctora Lucero² sea tu mamá biológica, aparte de conocerte muy bien y ser tu tutora.

–Soy feliz, Mary... Por cierto, debes echar el cuento, porque vienes como en una nube. ¿Qué te pasó, que andas como si se te hubiesen declarado?

–Es que el esposo de mi mamá le va a pedir el divorcio, él conmigo ha sido más que un padre, un amigo porque obviamente mi papá siempre ha estado pendiente de mi, pero hoy cuando me despedí de él sentí como una extraña electricidad...

–Hmmmm... No te vayas a terminar enamorando de tu padrastro, Mary. Yo sé que Felipe te quiere mucho, pero es el esposo de tu mamá.

–Lo sé, Dhayna. Por eso me separé casi inmediatamente después de que me abrazó, porque no quiero ilusionarme con él.

–Bueno manita, debes tener mucho cuidado, porque Felipe aunque es muy amoroso es mayor que tú por 21 años.

–Lo sé, Dhayna. Por eso debo andar con cuidado, porque no quiero ilusionarme, y además él sigue siendo mi familia por extensión.

Dhayna invitó a Marianna a cenar a su casa, para que aprovechara de ver a sus padres, después de un tiempo, y así conversar más profundamente.

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¹ Personaje coprotagonista de "En nombre del Honor", que aparece en esta historia
² Protagonista de "En nombre del Honor"

La PeregrinaWhere stories live. Discover now