Capítulo 41. La llamada

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Mientras que Maca seguía con su plan, Zulema solo intentaba sobrevivir, los primeros días estuvo en aquel Mercadona, por las noches apenas dormía ya que había más gente vagabunda y aprovechaba para robarle en nada que se dormía. Por los días se ponía en la entrada del súper pidiendo limosna y había alguna gente generosa que le daban algunos euros pero con otras tuvo muchos problemas, ya que no estaba bien visto y la trataban fatal. Las típicas frases que le decían eran, apártate muerta de hambre, hueles a muerto o que te de dinero tu puta madre.

Aunque rizos la ayudaba a conseguir comida o le dejaba su casa para ducharse, el aspecto físico de Zulema había cambiado a peor, se estaba quedando en los huesos, su cuerpo estaba lleno de moratones por las peleas que tenía por la comida y su cara la tenía más flaca, su ropa estaba desastrosa y le había crecido mucho el pelo, la verdad es que estaba irreconocible. Y respecto a su carácter, Zulema se había vuelto más rencorosa, debía tener 40 ojos para que no le quitaran nada, era más reservada, le habían hecho ser más borde e incluso ya no era tan cariñosa porque su olor corporal no ayudaba ya que nadie se quería acercar a ella.

Ya llevaba varias semanas así y estaba demasiado cansada de esa vida pero tenía que esperar a su rubia porque sabía que no la iba a fallar.

Al día siguiente, fue rizos a verla, cuando llegó a donde estaba, se la encontró apoyada en la pared, con el maquillaje corrido y con la hucha en la mano.

R: Ey Zulema (se agachó para mirarla a los ojos)

Z: Hola (suspiró)

R: He conseguido convencer a mi compañera de piso, puedes venir a ducharte todos los días y por el dinero no te preocupes

Z: Gracias (sonrió a duras penas)

R: Te he traído un arroz que he hecho (dijo dándoselo)

Z: Gracias (le quitó la tapa al tape y empezó a comer desesperada)

R: Voy a vigilar para que no te lo quiten, tranquila (apoyó su mano en el hombro de Zulema)

Z: No importa, el súper cuando va a cerrar me echa todo lo que no han vendido

R: Zulema... (dijo preocupada) ¿Sabes algo de tu rubia?

Z: No (dijo con lágrimas en los ojos) no habrá podido salir del hospital

R: Seguro que vuelve (la intentó abrazar pero se apartó)

Z: No me abraces que huelo fatal y saldrás huyendo (siguió comiendo) rizos... ¿Me puedes hacer un favor?

R: Claro dime (se sentó a su lado)

Z: ¿Me puedes dejar esos cascos?

R: Toma (se los quitó)

Z: Por favor... ponme la canción de perfect en tu móvil

Rizos le hizo caso, la buscó por YouTube y le dio al play, cuando empezó a sonar, Zulema no pudo evitar emocionarse aunque le vino bien ya que la gente al verla tan destrozada le dejaba más dinero.

Z: Gracias (sonrió) no era por la pasta... era porque esta canción la tenía dedicada con mi rubia (volvió a llorar)

R: Te la pondré siempre que quieras (sonrió mirándola a los ojos) me tengo que ir, ¿Vale? Mañana intentaré volver

Z: Vale rizos

Cuando Bea salió de aquel hospital, Zulema estaba más rara de lo normal ya que sentía que alguien la estaba vigilando, no sabía que quería ni por qué lo hacía pero lo que más temía era que le dieran una paliza para llevarse su comida, además ella estaba demasiado débil para poder defenderse.

A 22 metros de ti❤ {Zurena} TerminadaWhere stories live. Discover now