Motín

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"Ni la noche, ni la luna o el universo y sus estrellas me mueve a escribir, pues parece que aún con el infinito de palabras por formar, las letras en mis hojas solo se juntan para escribirte a ti..."

-A.Y. Garcia (Mojito)

Entre un par de besos, mordidas y sus dedos jugando con mis pechos comencé a perderme en ella que cuando se alejó ligeramente de mí, un gemido de frustración salió de mi boca, pues necesitaba seguir besándola.

Pensé que se iría, pero solo se sentó completamente sobre mi sin dejar de mirarme a los ojos levanto su blusa y la arrojo lejos de nosotras para después hacer exactamente lo mismo con su bra, mis manos fueron automáticamente hasta su cintura y comenzaron a subir en búsqueda de algo de ella.

La vi sonreír sin dejar de mirarme mientras una de mis manos se aferraba a su cadera y la otra a uno de sus pechos, sus ojos eran intensos y sin avisar que me daría el mejor de los espectáculos que yo había visto llevó sus manos hasta su cabello y sus caderas comenzaron a moverse sobre mi frotando su entrepierna con mi pierna a un ritmo que solo ella conocía.

Era su propia danza.

Me gustaba verla sobre mi mientras mi respiración se aceleraba, era incapaz de controlarme, no cuando ella hacia eso.

Sus manos en su cabello, el movimiento de su cadera, sus ojos cerrados disfrutándose de ella misma, María José me había demostrado lo peligrosa que podía ser y justo en ese momento me mostraba lo espectacular que es.

Una ligera sonrisa aparecía en su rostro mientras su cuerpo seguía moviéndose, tenía la capacidad de atrofiar todos mis sentidos, pues en ese momento todo lo que veía, olía, sentía y pensaba era ella, no había espacio en mi mente para nada más.

—te amo —dije sin pensarlo ocasionado que se detuviera abruptamente.

—¿Qué dijiste? —preguntó con media sonrisa en el rostro.

—que te amo —repetí provocando una nueva sonrisa esta vez más amplia.

Como si ella no pudiera evitarlo se inclinó buscando mis labios, al encontrarlos nos envolvimos en un beso lento y profundo.

—te amo más de lo que te imaginas Daniela Calle —dijo en un susurro cerca de mi oído provocando que mi espalda se arquera.

Sentí sus besos comenzar a hacer un camino a lo largo de mi cuello, eché mi cabeza hacia atrás para darle mayor acceso sintiendo su sonrisa en mi piel. La danza de nuestros cuerpos continuo por un par de minutos, ella iba lento, pero yo no quería que fuera lento, la lujuria y el deseo invadieron mi mente quitándome cualquier tipo de pensamiento racional.

—no necesito juego ahorita —dije entre jadeos.

—es una pena —susurró nuevamente contra mi piel— porque yo si quiero jugar.

Su mano comenzó a descender por mi costado hasta llegar al poder de mis pantalones, sentí sus yemas recorrer mi cintura erizando mi piel. Mi cuerpo comenzó a responder, mi respiración se volvía cada vez más pesada, mi corazón a todo galope con cada toque.

Entre besos y caricias sentí su mano entrar en mis pantalones, fue lento como si su propósito fue castigarme, se detuvo ahí un poco solo haciendo círculos con sus dedos sin llegar a donde y quería que lo hiciera, me estaba desesperando.

—¿Qué se supone que estás haciendo? —pregunté entre jadeos haciéndole saber que yo estaba desesperada.

—nada —fingió inocencia mientras se acomodaba a mi costado con su cuerpo pegado al mío en una posición que le permitía libertad de besarme y tocarme.

TU CONDENA, MI DELITOWhere stories live. Discover now