Familia

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"No es bueno dejarse arrastrar por los sueños y olvidarse de vivir"

- Albus Dumbledore



— ¿tienes miedo? —susurró casi rosando mis labios con los suyos.

Podía sentir su respiración en mi piel y estaba segura por su sonrisa que ella podía sentir lo nerviosa que estaba, mi corazón comenzó a palpitar rápidamente mientras mi mente pedía a gritos que me besara.

—Poché —gritó alguien desde la entrada, rápidamente la vi alejarse de mi maldiciendo por lo bajo mientras ambas giramos para ver como Jack había entrado.

—apúrate —me dijo Poché caminando hasta Jack— quiero que me enseñes el regalo que te dejaron.

No estaba segura si justo en ese momento la odiaba por ser tan idiota siempre o si la odiaba por no haberme besado. No lo voy a negar ella tiene algo que es diferente y no sé si la cárcel me esté volviendo loca, pero hay algo intrigante y atrayente en mini Cruella.

<nunca cambias Daniela > me dije a mi misma moviendo la cabeza.

Una vez estuve seca, vestida y lista salí de aquel asqueroso baño. Me sorprendió ver a Poché justo a la salida del baño recargada sobre una pared con su cabeza echada hacía atrás y sus ojos cerrados como si estuviera pensando en algo.

Su pose, su cuerpo, su ropa e inclusos los tatuajes tiernos de sus brazos la hacían ser una persona imposible de ser ignorada. carraspee falsamente un poco para sacarla de sus pensamientos.

—tardas años —se quejó —vámonos

Comenzó a caminar conmigo detrás de ella, no dijo ninguna otra cosa hasta que llegamos a mi celda.

—gracias, por acompañarme —comenté sin saber exactamente cómo actuar

—quien te envió eso tiene un sentido del humor muy bizarro —dijo riéndose al ver el plato de comida con el sapo muerto sobre mi mesa

—la nota dice que fuiste tu —

—si, debiste suponer que jamás te enviaría besos, idiota —se burló de mi

—¿jamás? —pregunté con ironía —estuviste a punto de besarme allá abajo

—¡ja! ¿besarte? —respondió luego de una carcajada y acercarse hasta quedar justo frente a mi— campanita, te lo dije antes no eres mi tipo.

—claro si tus ojos decían otra cosa —no sabia porque, pero una repentina valentía se apodero de mí. Esta chica no me haría daño o al menos eso esperaba.

En un rápido movimiento tomó mis muñecas y volvió a acorralarme ahora contra la pared de mi propia celda.

—no eres mi tipo, pero es obvio que soy el tuyo. Si tanta gansa tienes de que te bese solo tienes que decirlo campanita —sonrió mirándome a los ojos.

A pesar de yo ser mas alta que ella, la agilidad y la fuerza eran suyas.

—suéltame —

—voy a cumplir tus sueños campanita —dijo para después tomar mi rostro por la mandíbula y apretarlo fuertemente, antes de poder reaccionar sus labios estaban sobre los míos.

Me estaba besando.

La fuerza de su agarre y la rudeza de su beso no me agrada, sus labios buscaban los míos como si la estuvieran obligando a ello, no era como yo pensaba que seria un beso suyo, puse resistencia y su agarre se hizo mas fuerte, solo fueron unos cuantos segundos antes de separarse de mí.

TU CONDENA, MI DELITOМесто, где живут истории. Откройте их для себя