La Otra Historia

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"Es imposible sufrir sin hacérselo pagar a alguien; toda queja lleva en sí una venganza."

- Friedrich Nietzsche

 "Estas culpando a la persona equivocada"

¿Qué mierda significa eso? Pensé. Tomé la hoja y la arrugué en mis manos dirigiéndome hasta mi habitación. Como lo había predicho mi papá y Vale dormían, no me moleste en cambiarme de ropa, solo me deje caer en la cama como la hoja en la mano.

¿Estas culpando a la persona equivocada?

¿Quién pudo haber dejado la nota?

Mi mente estaba tan cansada que no pude pensar con claridad, mi mente rondaba en mi aventura siguiendo a Daniela, por más que me esforzaba por explicarme a mí misma por qué no puedo desconectarme de ella no encontraba respuesta. Era tarde, estaba cansada y confundida que no me di cuenta cuando me quedé dormida.

A la mañana síguete mi mente estaba infinitamente más relajada, no tenía que trabajar hasta esa noche por lo que pude descansar lo suficiente.

—¿Alguien vino a buscarme ayer cuando no estaba? —pregunté a mi papá mientras desayunaba.

—No, ¿Por qué? ¿pasa algo? —preguntó

—No, solo... estaba esperando un encargo que pedí por internet —mentí.

—Estaré al pendiente por si viene hoy —sonrió.

Estuve todo el día pensando a quien había dejado la nota, incluso le pregunté a Alejo, pero él tampoco tenía idea, comencé a pensar que se trataba de una broma de Vale o algo así, pero ella tampoco aprecia tener idea.

Esa misma tarde al llegar al trabajo ya había olvidado lo de la nota casi por completo y estaba lista para mi turno que en esta ocasión terminaba tarde. De camino recibí un par de mensajes de Mauricio que decidí ignorar como los otros veinte que había recibido en todo el día.

—Poché, que bueno que llegas —saludó Juancho cuando llegué a mi trabajo.

—¿Llegué tarde? —pregunté confundida, según yo mi tuno comenzaba en treinta minutos.

—No, pero te llego algo —dijo el entregando un sobre exactamente igual que el otro.

Lo recibí extrañada y al abrirlo, nuevamente estaba la misma frase.

"Estas culpando a la persona equivocada"

—¿Quién lo dejo? —pregunté a Juancho.

—Lo enviaron con un mensajero, ¿es algo malo? —preguntó.

—No, solo... no es nada —sonreí guardándome el papel mientras me ponía el uniforme.

Era sábado por la noche, así que el bar estaba lleno de clientes, serví tantos tragos que perdí la cuenta. No tuve ni un segundo para descansar que al terminar mi turno de esa noche mis pies estaban matándome.

—Alguien te está esperando —me dijo uno de mis compañeros, mientras yo estaba recogiendo mis cosas y tratando de conseguir un Taxi.

—¿A mí? —

—Sí, es el señor Cantú —sonrió el chico.

En este lugar todo mundo se refería a Mauricio como el famoso señor Cantú, al ser uno de los muchos empresarios y políticos que visitan el lugar, era muy conocido. Terminé de recoger mis cosas y salí por la puerta trasera para evitar encontrarme con él.

—Buenas noches —Saludó Mauricio quien me esperaba justo en la salida para empleados.

—¿Qué haces aquí? —pregunté.

TU CONDENA, MI DELITOWhere stories live. Discover now