Un Baño de Realidad

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"El mal es siempre mediocre y humano. Y comparte nuestra cama... y come en nuestra mesa"

– W. H. Auden



Era casi la media noche y yo ya había perdido la cuenta de cuantas películas habíamos visto ya, me encontraba recostada casi en su hombro sintiendo su respiración y disfrutando de como ella se reía tiernamente en cada escena graciosa que pasaba en juego de gemelas.

—¿estas cansada? —preguntó cuando me escuchó bostezar por quinta vez.

—solo un poco —dije

—ya casi acaba, terminamos esta y dormimos —dijo pasado su brazo por mi hombro y acercándome más a ella.

—bien, pero dormiremos aquí dentro para poder dormir cómodas, pues las otras veces estuve a punto de caer de ese pedazo de cama como mil veces —me quejé.

Ambas regresamos nuestra atención a la película, la temperatura ya era considerablemente más baja y para cuando la película terminó ambas estamos completamente acosadas entre las colchas abrazadas y cobijadas, yo había dejado de poner atención a lo que se desarrollaba en la pantalla y mantenía ya mis ojos cerrados con mi rostro oculto entre su cuello y clavícula.

<una presa no debería oler tan rico> pensé al estar absorbiendo su olor que era una mezcla entre cítricos y algo fresco que no pude identificar, solo sabía que me gustaba ese olor.

—me gusta como hueles —susurré contra su piel.

—a mí también me gusta como huelo —dijo soltando una pequeña risita.

—tan boba —respondí pegándome las a ella y eso era posible.

—lo digo en serio —afirmó— me puse la loción favorita de mi mamá, Vale y mi papi la trajeron la primera vez que me visitaron en este lugar, la uso muy poco y solo cuando quiero sentirla cerquita.

No estaba muy segura, pero deduje que algo le había pasado a su madre. Pensé en no preguntar, pero como siempre la curiosidad pudo más que yo.

—¿Qué paso con ella? —

—esta en el cielo —dijo después de un fuerte suspiro— fue hace mucho tiempo, un idiota ebrio se estrelló contra nuestro carro cuando regresábamos de casa de mis abuelos.

Sentí un ligero escalofrío al escuchar eso, no podía ni imaginar como debe ser perder a alguien de tu familia y menos de esa manera.

—lo siento mucho —susurré.

—fue hace mucho tiempo —comentó abrazándome fuertemente por la cintura— ¿te parece si dormimos?

—no —respondí nuevamente contra su piel— quiero saber más de ti, ¿Quién es Vale?

—mi hermanita —la escuché sonreír— tiene 16 y puede ser un dolor de cabeza a veces.

—¿Qué dijo tu papá cuando te arrestaron? —pregunté.

—¿Qué dijeron tus padres? —preguntó evadiendo mi pregunta.

—mi mamá lloro, mi abuela lloro, Esteban se burló, Mauricio se preocupó, mi papá... —suspiré— bueno mi papá esta en campaña.

—¿no te parece un poco...curioso que estando tu papá en campaña a ti te ponen droga en la maleta? —preguntó.

—sí, lo que todos pensamos —coincidí— sin embargo, Ignacio cree que era algo directamente contra él. Es raro, pero creo que le creo.

TU CONDENA, MI DELITOWhere stories live. Discover now