Capítulo 4.

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¿Nunca les ha pasado que queréis retroceder en el tiempo para evitar pequeños cambios en el futuro?

O simplemente, recordar qué fue lo que habéis hecho mal para que no se vuelva a repetir.

Y pues, ahí lo tenía.

Enfrente mío, luego de nueve años.

Luego de nueve años tratando de olvidarlo.

Lleva puesto una camiseta verde con una chaqueta de cuero encima, unos vaqueros negros sueltos y una gorra del mismo color.

Sigue igual de guapo, creo que más.

Sus ojos están mucho más verdes de lo que recuerdo.

Supongo que tiene la misma expresión que yo en estos momentos: sus ojos están tan abiertos que parece que van a salir disparados de sus órbitas, su boca abierta en señal de sorpresa y su ceño está fruncido.

El silencio nos inunda.

Una parte de mi tiene la necesidad de salir corriendo y esconderme para que no me vuelva a encontrar. Pero otra parte de mi pide correr hacia él y abrazarlo, abrazarlo lo suficiente como para recuperar los nueve años de su ausencia.

Rubén abre la boca para decir algo, pero su boca no emite palabras y la vuelve a cerrar. Yo intento hablar pero no puedo articular palabra. Estamos completamente shockeados.

Vuelve a abrir la boca.

-¿LeeA?

Su voz es apenas un susurro.

Quiero obligar a mi boca a hablar pero se me mezclan las palabras, mi mente solo quiere correr y esconderse.

Se escuchan murmullos y pasos provenientes del pasillo, me sobresalto al igual que Rubén, y entonces veo como entran tres señores con cámaras, acompañados por Babosa y su esclava quienes entran a lo último.

-Vosotros dos acomodaos por aquí y tú allá - Babosa señala a los camarógrafos donde ubicarse -Nosotras estaremos en este costado de la habitación, y tú LeeAnna... - me señala -Tú te sientas en ese sillón y usted Rubius en ese de allí.

Rubén reacciona ante la orden de Babosita y despega su perfecta mirada de mi hacia ella, obedeciendo a su pedido.

Yo solo me limito a mirarlo, aún en shock, totalmente perdida sin creer de la situación en la que me encuentro.

¿Él es Rubius?

¿Él es el youtuber?

-Muy bien... Lee, cuando salgas del trance en el que te encuentras, comenzamos - dice, esta vez, la esclavita.

La fulmino con la mirada y luego ruedo los ojos.

Par de bobas.

Me acomodo un poco la ropa, aunque lo hago más que nada por los jodidos nervios.

Me siento en el pequeño y cómodo sofá blanco y lo vuelvo a mirar.

Puedo notar que su mandíbula está apretada, aunque la tome con su mano apoyada en su mentón. Sus ojos largan chispas que no logro descifrar. Pero lo que sí logro entender (después de conocerlo de pies a cabeza) es que está molesto, solo que lo que no cierra es... ¿por qué?

Cojo mi bolso y saco la odiosa lista de preguntas. Babosa se para detrás de mi y las cámaras enfocan hacia Rubén, que sigue mirándome totalmente cabreado.

¿Y a éste que cojones le pasa?

Dejo la puñetera lista sobre la mesa. Cierro los ojos y suspiro.

Un año para recordar. (Rubius)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora