Capítulo 22.

1.4K 122 4
                                    

-Gracias, gracias, gracias — repito sin cansarme hasta que me subo a mi coche.

Mangel y Cheeto llegaron más rápido de lo que creí y ahora sí nos dirigimos hacia la dichosa fiesta. Vinieron caminando, motivo por el cuál tardaron tanto, cosa que me extrañó. Pero me explicaron que lo hicieron para no llamar tanto la atención.

-Tranquila mujer — se ríe Cheeto -¿Qué ha pasado?- pregunta mientras se abrocha el cinturón.

Mangel se sube al asiento del copiloto, mientras que Cheeto decidió ir en la parte trasera.

-Se me ha vencido la licencia hace unas semanas, y no me he dado cuenta — explico mientras arranco el motor.

-¿Y qué fue lo que te hizo olvidar?- pregunta Mangel.

Inclino la cabeza hacia un costado, tratando de recordar. Siendo sincera no recuerdo un motivo por el cuál no he renovado la licencia, pues siempre soy muy atenta con esta clase de cosas.

Supongo que fue un simple desliz.

-Ni puta idea - me encojo de hombros, restandole importancia y sacándoles una risa -¿Rubén ha sospechado algo?- Cheeto niega.

-Le hemos dichos que ibamos a compras mas cerveza .

-¿Y se lo creyó?

-¡Si! A mi también me pareció raro pero meh...- se ríe -A lo mejo ya estaba borracho.

¿Rubén borracho tan temprano? Puede ser.

-Nunca cambiará - suspiro, con una pequeña sonrisa en mi rostro.

(...)

Sabía que estaría borracho, pero no a un nivel tan extremo.

Jo-der.

Todo le causaba gracia, y no podía mantenerse de pie por sí solo, tenía que estar sí o sí pegado a la pared.

Ni siquiera se percató de mi presencia.

Madre mía.

Pues bueno, qué disfrute. Ya hablaré yo con él por la mañana.

Ahora mismo me encuentro con Sol, Eva y Marina, mis acompañantes que, al igual que yo, prefieren tragos más suaves que aquellas mezclas raras que bebían nuestras parejas. Nos encontrabamos en la cocina de la casa. Era bastante grande y muy espaciosa. Fue buena idea haber hecho la fiesta aquí, sobretodo por el enorme jardín trasero donde pusimos los parlantes y demás cosas.

La fiesta resultó ser genial. Buena música y ambiente. Simplemente perfecto.

-¿Cuál fue vuestra peor experiencia en el sexo?- suelta Marina

Eva, Sol y yo nos miramos extrañadas por su pregunta tan repentina, pero nos reímos.

-¿A qué viene eso?- pregunto.

-No sé, me aburro.

-¿Y si vamos a bailar?- sugiere la argentina.

Dudo un poco, bailar no es lo mío.

Eva acepta, a Marina le da igual y yo niego con la cabeza. Las convenzo a Eva y Sol que fueran ellas a dominar la pista de baile, mientras que Marina y yo nos sentabamos en el pasto del jardín a terminar nuestras bebidas.

Veo como la gente se divierte y se ríe ante cualquier tontería, la música me retumba los oídos y hay varias personas ligando a mi alrededor.

De un momento a otro, siento como alguien se sienta a mi lado.

-¿Disfrutando?- oigo la pregunta y al segundo reconozco la voz. Volteo y me encuentro con Maximus —Hola Marina- saluda a mi amiga quien está embobada mirando el móvil.

Un año para recordar. (Rubius)Where stories live. Discover now