Capítulo 23.

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Me desperté por los insistentes golpes que venían de la puerta principal del departamento. Fruncí el ceño y miré la hora del reloj que tenía al costado, asustándome al ver que eran las 6:33 de la mañana.

Tomo el móvil y veo que tengo ocho llamadas perdidas de Mangel y quince de Rubén. Regresé a casa hace menos de cuatro horas o eso intenté calcular bien.

No he soltado ni una lágrima desde que entre al departamento. No sé como lo hice, pero solo me dispuse a dormir y ya.

Me siento en la cama y con la vagancia encima me coloco las pantuflas.

Los golpes son constantes y fuertes, casi podría decir que desesperados. ¿Quién mierda puede ser a estas horas? ¿Mangel? ¿Rubén?

Miro por la mirilla de la puerta y logro ver una gorra gris con gatitos.

Solo un idiota usa esa gorra en toda la ciudad.

Y conozco muy bien a ese idiota.

-¿Qué quieres?- le digo detrás de la puerta.

Ni loca le abro, no después de lo sucedido horas atrás.

-Lee ábreme, tenemos que hablar.

Me sorprende que suene tan sobrio.

-No hay nada de qué hablar contigo, idiota.

-¡Lo siento! ¡Estaba borracho! - grita.

-Callate o despertarás a Noah.

-Lo siento -susurra - ¿Me perdonas?

Una furia inmensa crece en mi interior y siento mi cara enrocejer. Me veo obligada a abrir la puerta bruscamente con la intención de gritarle todos los insultos habidos y por haber, pero me quedo en shock unos segundos cuando veo todo el lado izquierdo de su cara con sangre.

-¿Qué te pasó? ¡No! No me digas, no me interesa. Dime, ¿realmente crees que te perdonaré?

¿Cree que será así de fácil?

Rubén me mira sorprendido y me mira de pies a cabeza, viendo que solo traigo una blusa corta y los shorts de pijama. Ruedo los ojos ante su asquerosidad y falta de interés en el tema serio. Lo escucho balbucear cosas tratando de explicarme alguna mierda suya.

¿Y qué mierda podrá explicarme de todas formas? Si ni siquiera recuerda lo que me ha dicho, y gracias a su estúpida borrachera.

-¿Tienes idea de las horribles cosas que has dicho?- pregunto, dolida.

-No... Yo, yo no lo recuerdo muy bien - dice  -¡No logro recordar nada!- grita y se toma de la cabeza pero al instante se suelta al golpearse la zona herida -¡Au!

Mi corazón se encoge y mi instinto materno y amoroso sale a la luz.

-Ven, te voy a curar - digo y lo hago pasar.

Él obedece y entra al departamento, con un poco de temor. Voy al baño en busca del botiquín y cuando lo encuentro regreso al salón donde Rubén se sienta en el sofá acariciando al gato. Saco el alcohol y un algodón y me dispongo a curarle, pero al momento de pasar el algodón el maricón grita.

-¡Coño!

-¡Cállate! Te dije que Noah está durmiendo.

-Pero...

-Deja de comportarte como un niño y déjame sanarte - digo, autoritaria -Hasta Noah se comporta mejor que tú.

-Noah es Noah...- suspira -¡Au!

-Listo - finalizo y le coloco la venda.

-Gracias, cariño.

Wow.

Un año para recordar. (Rubius)Where stories live. Discover now