Capítulo 21.

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—¿Está todo listo Mangel?— le susurro al móvil.

Vefirico que Rubén no esté cerca del perímetro y me meto a la habitación, cerrando la puerta detrás mía.

En un par de horas podría en marcha el "Plan Cheeto", donde le invento a Rubén que su colega necesita ayuda inmediata con su ordenador. Y mientras tanto, yo me quedaré en casa arreglándome para la fiesta sorpresa que le hemos estado preparando.

Noah quedará al cuidado de la Sra. M. otra vez... no está tan contento con la idea.

Ya está todo listo, Lee— dice —Dile que Cheeto lo necesita ya – y cuelga.

Vale. Comienza la actuación.

Antes de entrar al salón cambio mi facción tranquila a una preocupada y me dirijo hacia Rubén, quien se encontraba en el sofá mirando televisión.

—Rubén.

Voltea a verme con el ceño fruncido al escuchar mi tono.

—¿Qué? ¿Qué sucede Lee?

—Me ha llamado Cheeto.

—¿Qué tiene?

—No sé, dijo que necesitaba de tu ayuda urgentemente por un problema con su ordenador— muerdo mi labio para no reírme y arruinar todo.

—¿Ordenador?— pregunta, confundido —¿No se había comprado uno nuevo anteayer?

Mierda.

Cheeto te mataré, pues esa era mi única línea y se suponía que caería con eso. Ahora todo depende de mi ahora.

—Pues, debe ser eso, que no le funciona.

Entrecierra los ojos mirándome fijamente. ¡No he sonado tan mal! Creo que es la primera mentira que me sale bien al 100%... o bueno... al 80%.

—Se le escuchaba bastante preocupado — agrego y por su reacción, logré convencerlo.

—Vale, iré — se levanta del sofá —¿Quieres acompañarme?

—No puedo — hago un intento de puchero.

—¿Por qué?

—Tengo que llamar a mi madre— miento.

Gruñe y se dirige hacia mi habitación para buscar su chaqueta.

(...)

Luego de estar un buen rato arreglándome y tratando de no exagerar con el maquillaje, dejo a Noah con la vecina y me encamino hacia la casa de Mangel y Cheeto en donde ya ha comenzado la fiesta. Llevo una pequeña mochila con ropa extra para Rubén, por las dudas de que quiera cambiarse. Mangel no le dirá que he planeado esto junto con él, pues será una sorpresa que yo aparezca allí.

Presiono el acelerador y pongo la radio a un volumen tranquilo. Conducir me relaja y es uno de mis hobbies preferidos. Rubén dijo que se compraría un auto cuando pudiera y aprendería sólo por mi, porque dice que no le gusta "utilizarme" como chófer, cuando la verdad es que a mi me encanta usar el auto.

Salgo de mis pensamientos al escuchar las sirenas de la policia. Miro por el retrovisor y sí, eran ellos. Me hacen señas. ¿A mi? Una alarma se enciende en mi cabeza. Trago saliva y comienzo a sudar. Nunca me han parado, ni siquiera para chequear mi licencia. Lentamente estaciono el auto en la esquina de una avenida. Las luces iluminan por completo, haciéndome sentir expuesta.

Miro la hora en mi móvil, las 20:44.

Ok, hasta las 21:30 tengo tiempo.

—Señorita, salga del auto por favor — avisa uno de los policias, rubio de ojos celestes.

Un año para recordar. (Rubius)Where stories live. Discover now