Capítulo 24

6.4K 766 408
                                    

1982.

-¿Podemos hacer esto bien?.
-Claro, fuiste a ver a esa repugnante mujer sin mi, te dio la dirección que yo ya sabía.-le reclamé.
-Sólo era para confirmar el trato que teníamos establecido.-me aclaró a lo que yo lo miré y asentí.

-Bien, ¿Dónde está la maldita sala?.-miré todo el lugar.
-Disculpe.-escuché a Cinco decir.
-Recórcholis, me asustaste.-respondió la señora algo exagerado.-Si buscan galletas, las serviremos hasta las 3.-nos analizó y regresó a su trabajo.

-Nos morimos de ganas.-dije con fingida emoción.-pero sólo necesitamos saber una cosa.-la señora nos volvió a mirar.
-¿Sabe dónde se reúne la Sociedad de Soja del Medio Oeste?.-preguntó Cinco.

-Claro. En la sala de banquetes Lucio.-se giró y apuntó a un pasillo.
-¿Buscan a sus mamás? ¿Vinieron a la convención?.-nos preguntó. Yo la ignoré y comencé a caminar a través del pasillo aunque no escuché detrás de mí a Cinco.

Lo busqué detrás de mí y él aún seguía con la señora hasta que me vio y vino hacia mí con algo en las manos.

Se detuvo a mí lado pero después se giró hacia la máquina expendedora.
-¿Qué diablos haces? No es tiempo de comer.-él sólo me ignoró, metió el dinero dentro y seleccionó un producto.-por Dios.-susurré y negué a mi misma.

-Quieres... Esperar.-insistió y vi como la barra que había escogido se quedaba atascada. Cinco se comenzó a alterar y ahora se encontraba removiendo la máquina, gritando a la nada y pateándola para que la barra cayera, pero nada le funcionaba.

-¡Trasto de mierda!.-gritó furioso para al final darle una patada al cristal haciéndolo añicos.
-Eres un imbécil.-cerré los ojos unos segundos y caminé lejos de la vergüenza que sentía por él.

Le di una mirada de reojo y pude ver como pasaba su dedo por el pastel que estaba dedicado a la convención.

-¿Qué demonios te sucede Número Cinco?.-le espeté algo extrañada por su actitud.
-Nada, sólo hagamos esto y larguémonos de aquí.-él dirigió su mirada detrás de mí y me hizo una seña.

Miré lo que me decía y pude ver un gran hacha, la tomé en mis manos y vaya que era algo pesada, se la pasé y él la afirmó a sus manos.

¿Recuerdan aquella vez que tomé una de las dagas de Diego para ayudar a Cinco con Lila y que no utilicé porque lo olvidé rotundamente?

Bueno, en mi caso, por suerte la traía conmigo ahora mismo, cosa que me ayuda a mucho para la tarea que Cinco y yo estábamos por cumplir.

Los dos entramos con cuidado al pasillo donde girando se encontraban reunidos La junta de La Comisión.

-Pasemos al artículo 17, por favor.-pidió una voz, cuando éramos ahora visibles rápidamente nos notaron.

-¡Ustedes!.-dijo quien menos esperaba ver ahí, todavía no estaba al tanto del nuevo pero era el mismísimo A.J. Carmichael.-¡Seguridad!.-gritó.

Rápidamente una mujer se acercó al teléfono y al mismo tiempo Cinco a ella clavando su hacha en su brazo.

-¡No!.-gritó A.J.
Cinco literalmente había cortado su brazo quitándole la mano de un sólo corte. Él me miró y me dio una de sus más sádicas sonrisas y de satisfacción.

Yo rápidamente no tardé y me avalancé a dos de los tipos que se encontraban ahí, a uno le clavé la daga en el cráneo mientras que al otro lo tiré de la silla, quité la daga del cráneo de un tirón para después dejarla caer sobre el ojo del otro dejando que la gravedad hiciera su trabajo. Hace mucho no hacía esto y podía ahora sentir la satisfacción.

Miré a Cinco y él a mi, nos sonreímos e intercambiamos armas arrojándolas al otro y atrapándolas en el aire.
Aferré la pesada hacha a mis manos y me teletransporté hacia una mujer morena, me coloqué frente a ella y ladeé mi cabeza ligeramente viéndola mientras ella estaba completamente asustada, le sonreí y después clavé el hacha en su hombro haciendo que la sangre me salpicara.

El tipo que estaba al lado me miró horrorizado y yo me teletransporté detrás de él, vi como él me buscaba por todos lados sin éxito, pasé mis manos por delante de él junto con él hacha, y él se quedó estático, hice un movimiento rápido atrayendo el hacha hacia mí cuerpo dándole justo en el cuello al hombre, mi mirada se dirigió al frente de mi y Cinco se encontraba tomando un trago al vaso con agua de una mesa mientras me estaba viendo, él me guiñó el ojo y ya sólo quedaba uno, los dos nos teletransportamos y nos escondimos, le di de nuevo el hacha a Cinco y él asintió, esperamos tan solo unos segundos hasta que A.J. salió mirando toda la masacre.

Cinco se teletransportó arriba de la mesa mirando a A.J. Desde lo alto mientras que yo me teletransporté detrás de A.J. Tomándolo de los hombros por sí intentaba algo.

Cinco suspiró fuertemente y mierda, se veía jodidamente bien desde mi ángulo.

-Los envió ella, ¿cierto?.-cuestionó con la voz temblorosa.
-¿Realmente importa ahora?.-respondió con otra pregunta Cinco.
-Te ofrezco el doble o el triple que ella.-ofreció y yo pensé en aceptar pero cambiando el trato a regresarnos a mi y a mis hermanos a nuestra época pero Cinco se adelantó.

-No lo hago por dinero.-Cinco alzó su hacha para dar el último golpe pero alguien lo tacleó evitándolo.
Miré la escena con los ojos muy abiertos, gracias a eso me distraje y A.J. Me empujó fuertemente hacia atrás haciendo que me golpeara contra la pared que se estaba atrás de mi.

-¡Suéltame!.-escuché gritar a Cinco.
A.J. Corrió aprovechando el momento.
-Vas a pagar por esa máquina expendedora, señorito.-traté de aclarar mi vista.
-¿Si?.-preguntó burlón Cinco y con su codo la golpeó directo en la cara.-no quiero hacerte daño, ¿si?.-le advirtió Cinco.

-¿Hacerme daño?.-la mujer le regresó el golpe a puño cerrado. Yo en ese momento me levanté.-no te tengo miedo, bola de pus.-exclamó.

-Nunca me caíste bien.-le dije y los dos se voltearon a verme.
Tomé impulso con mi pie y le di una patada en la cara, solo con eso tuve para hacerla desmayarse.

Ayudé a Cinco a ponerse de pie.
-Mierda.-murmuramos ambos al no ver a A.J., rápidamente Cinco corrió y tomó una tabla de madera con un mango para poder tomarla bien.

Demonios, no recordaba cuál era su nombre, no estaba en condiciones de pensar con claridad, ¿está bien?.
Ahora sólo podía describirla.

Cinco se teletransportó y yo le di un último vistazo a la sala.
-No era necesario arrojar a ese pobre tipo por el techo.-me hice ese pequeño comentario antes de salir por la gran puerta para encontrarme a Cinco y A.J.

-De seguro, podemos llegar a un acuerdo que nos beneficie a ambos. ¿Quid pro quo? ¿Qué opinas?.-volvió a ofrecer A.J. desesperadamente.

-¿Por qué no?.-respondió Cinco con ironía.-Toma tu quid.-lo golpeó con la barra de madera en el estómago.-toma tu pro.-le dio esta vez en las piernas haciendo que A.J. se hincara frente a él.

-¡No! ¡Por favor, no!.-suplicó A.J. Mientras que Cinco se preparaba para hacer estallar su cabeza.

Yo sólo contemplaba la escena maravillada de la joya que era ver a Cinco asesinar tan cínicamente.

-Y tu quo.-terminó y tomó esta vez mucha fuerza e impulso.
-¡NOO!.-gritaba A.J.
Al fin Cinco hizo estallar la pequeña pecera que tenía como cabeza haciendo a todos los vidrios separarse en pequeños fragmentos.

Él miró lo que había hecho y en eso entran dos chicas que rápidamente al vernos, decidieron hacer como que no vieron nada e ignorar la escena y volver a su convención.
A decir verdad, habían tomado una gran decisión.

-Mierda, me encantas.-susurré más para mí pero al parecer el me escuchó y me miró con una sonrisa, se acercó a mí y me besó.

-Lo hicimos, nos vamos a casa.-dijo en mi oído y yo asentí.



You're Not Better Than Me 2 | Número 5 y Tú Where stories live. Discover now